Jonathan recordó ver muchas montañas y caminar de arriba para abajo. Tenía sólo 10 años cuando, de la mano de su madre, fue durante 24 horas en el ardiente desierto de Sonora para llegar a Estados Unidos.
A sus 30 años, tras ser repatriado por ser indocumentado, Jonathan contó a El Heraldo de México que sus primeros años los pasó en Los Ángeles, pero fue en Utah, durante su turno en una empresa de construcción, en 2012, que hicieron una redada y lo llevaron a una federal. Un año después fue deportado tras perder su caso ante la justicia de EU.
Desde hace siete años, Jonathan no ha podido ver a su esposa, ni a sus dos hijas, que se quedaron en Utah y se ha enfrentado a un retorno hostil a su país.
Cuando en 2013 llegó a la CDMX, Jonathan padeció extorsiones de criminales que le pedían una cuota semanal para dejarlo vivir en paz.
"Desde que llegué aquí sufro las consecuencias de no ser, ni pertenecer a una nación, ni soy enteramente de allá, ni de México", aceptó.
Por Misael Zavala
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