Lloran, lo hacen en silencio, con la mirada al frente y el recuerdo de sus hijos entre las manos en forma de fotografía, también de playera o de lágrima que cae sobre sus rostros.
A cuatro años de la desaparición de 43 normalistas de la escuela rural Raúl Isidro Burgos, la tarde es diferente. Sus deudos tienen esperanza de encontrar la verdad y la justicia.
Una reunión con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, los aproximó a aquello que anhelan desde la tarde–noche de aquel 26 de septiembre de 2014, cuando sus hijos partieron de la Normal hacia Iguala y ya no se supo de ellos.
Antes de iniciar el recorrido de casi cuatro kilómetros hasta el centro de la ciudad, oran por sus hijos, por encontrar respuestas y porque un agravio así no vuelva a repetirse.
Confluyen en ese momento ecuménico, bajo el resguardo de la Victoria alada, representaciones religiosas diversas (católicos, bautistas, anglicanos y menonitas) para brindar su respaldo a la lucha que mantienen las 43 familias que aún no reciben una respuesta satisfactoria sobre el paradero de sus hijos.
Nicanora García, madre de Saúl Bruno García, baja las escaleras y se encamina al contingente que encabeza la movilización: “Una como madre hace lo que sea por sus hijos, porque son lo más bonito que Dios nos dio”, refiere.
Reclama que las autoridades han mentido y el único apoyo recibido es el de la sociedad y de las organizaciones civiles que esta tarde se hacen presentes: sindicatos, estudiantes, miembros del comité del movimiento del 68, y los damnificados del 19 de septiembre.
Siguiendo la misma fila de los familiares que son resguardados por alumnos de Ayotzinapa, Delfina de la Cruz hace avanzar sus guaraches y en las manos tiene el cartel con la foto de su hijo Adán Abrajan de la Cruz.
“No hay nada, el gobierno no nos dice nada, que nos devuelvan a nuestros hijos. Han sido cuatro años malos por no saber dónde están nuestros hijos”, exclama.
Al igual que hace 48 meses, llueve, mientras padres y madres, acompañados por 15 mil personas, marchan para exigir una sola cosa: Justicia por sus hijos y por los 37 mil desaparecidos en el país, según cifras oficiales.
“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, es el grito más repetido por las familias guerrerenses que buscan a los alumnos que hoy ya serían maestros normalistas.
“Se me hace injusto e inhumano cómo trata el gobierno y todas las autoridades a los estudiantes. La gente que viene y que nos ve, se va a hacer más consciente de lo que está pasando”, expresa Fernanda Setina, alumna de la Prepa 2 de la UNAM. Hace un par de semanas, los estudiantes del CCH Azcapotzalco fueron respaldados en su movimiento por los padres de los 43. Marcharon juntos. Ahora, ellos devolvieron el gesto. Gerardo, de quinto semestre, demanda:
POR LIZETH GÓMEZ Y CARLOS NAVARRO

