Estudiar dos carreras al mismo tiempo (derecho en la UNAM y economía en el ITAM) fue, sin duda, un reto difícil de superar para José Antonio Meade. Pero en retrospectiva, hubo una meta mucho más difícil de cumplir:
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En la mayoría de esos actos públicos, Juana Cuevas está presente y se hace notar. Llega de la mano de Meade, y al poco tiempo, la multitud los separa, pues al igual que al candidato, los simpatizantes la saludan, la abrazan y piden tomarse fotografías con ella. No intenta “robar cámara”.
Ella es relajada, casual y amable. También es sencilla en su vestir: pantalón caqui, tenis y su distintiva blusa de algodón con flores bordadas.
Convencer a Juana de que fuera mi novia”, confiesa el candidato en un video que proyecta con orgullo al inicio de cada evento de campaña.[caption id="attachment_272566" align="aligncenter" width="800"]

“Juana primera dama, Juana primera dama”, es comúnmente vitoreada durante la campaña, principalmente por las mujeres.MUJER INDEPENDIENTE Juana no siempre acude a los actos proselitistas de su esposo, en ocasiones ella participa sola -de manera indirecta- en la campaña, como el 7 de abril, cuando acudió la Casa de la Amistad, un centro donde atienden a niños enfermos de cáncer. Durante su visita, Cuevas expuso que uno de los compromisos de su esposo es proporcionar servicios de salud gratuita a todos los niños que lo requieran. Un día antes se reunió con un grupo de mujeres queretanas y les compartió las propuestas que ha desarrollado Meade para impulsar el desarrollo y la equidad de las mujeres mexicanas, como erradicar la disparidad salarial entre hombres y mujeres, y aumentar los apoyos económicos para emprendedoras. Esta autonomía, equilibrada con la cercanía que mantiene con el candidato, convierten a Juana Cuevas en una pieza fundamental para la campaña, y en un activo político innegable, sobre todo cuando se apela al voto femenino el 1 de julio. POR LUIS ALONSO PÉREZ