México disminuyó el promedio de centroamericanos que deporta, en su camino hacia Estados Unidos. En 2016, hubo 150 mil 919 repatriados a esa zona del continente; el año pasado, fueron 76 mil 433, el 49 por ciento menos.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), del total de centroamericanos repatriados en 2017, 35 mil 133 eran guatemaltecos, 29 mil 2 hondureños y 11 mil 542 salvadoreños; los 756 restantes provenían de Belice, Costa Rica, Nicaragua y Panamá.
Ese universo representa, a su vez, el 95 por ciento del total de deportaciones desde México, pues hay otros 3 mil 920 indocumentados provenientes de otras latitudes.
“Estos flujos de migrantes, del llamado triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) han predominado frente a otros desplazamientos de centroamericanos hacia México; sin embargo, ahora se da en un contexto de violencia”, señaló Agustín Escobar, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
En la frontera sur hubo más deportaciones: Chiapas encabezó la lista con 28 mil 684 repatriados, seguido de Veracruz (11 mil 330) y Tabasco (11 mil 166). No obstante, la disminución en las detenciones se debe a la reducción del flujo de migrantes, ocasionado por el aumento de riesgos para atravesar México, así como la frontera con Estados Unidos, aunado al temor de un mayor control migratorio tras las políticas en la materia anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de acuerdo con el experto.
Aunado a ello, el INM destacó que en 2017, México aumentó el otorgamiento de asilo a personas que lo solicitaron, al pasar de 8 mil 800 solicitudes en 2016 a 14 mil 596 el año pasado, lo cual no era muy recurrente en el país, debido a que, de acuerdo
con Amnistía Internacional, los migrantes centroamericanos a menudo deciden no pedir asilo cuando se enteran de la demora para que les resuelvan, pues el proceso puede tardar meses y a veces años.
Sin embargo, debido a las altas tasas de violencia en Honduras y El Salvador, así como la crisis política y económica en Venezuela, las solicitudes de asilo aumentaron, explicó el investigador.
Apuntó que, pese a conseguir asilo, los centroamericanos son empujados a circuitos donde son víctimas de grupos criminales, lo que los obliga a ser partícipes de la delincuencia, por lo que es importante crear una política interna, para después generar una colaborativa entre EU y Centroamérica, en la que se acuerde el respeto de los derechos humanos.
POR FRIDA VALENCIA