James murió entre 20 y 22 días después de su desaparición, por hipotermia y sin haber comido por al menos siete días, en los límites de la frontera con Estados Unidos, por lo que la Fiscalía de Chihuahua investiga su posible privación de la libertad, informó el fiscal de Ciudad Juárez, Jorge Nava López.
James Martín Camacho Padilla era un niño autista de siete años de edad, nacido en el estado de Washington, pero tenía dos días viviendo en México con sus dos hermanos de 10 y 13 años y su papá, el mexicano con ciudadanía estadounidense Hugo Camacho.
De acuerdo con los familiares, el niño salió aproximadamente a las 4:30 de la tarde del domingo 21 de enero de la casa de su abuela, ubicada en el fraccionamiento Riberas del Bravo, ubicado a las orillas de Ciudad Juárez.
Desde entonces, cientos de policías, bomberos, rescatistas, activistas y vecinos buscaron a James por aire, tierra y agua, incluso en el campo de algodón donde fue encontrado, a cerca de un kilometro de los límites con Estados Unidos y a unos cuatro kilómetros del lugar donde desapareció.
Un hombre fue la única persona que dijo haberlo visto junto a un canal de aguas negras, pero muy cerca de una familia, por lo que no sospechó que se tratara de un niño desaparecido.
El 22 de enero su papá encontró sus tenis blancos entre montones de arena, por lo que participaron en los rastreos activistas de Estados Unidos.
De acuerdo el examen cronotanatodiagnóstico arrojó que el menor murió entre el 10 y 12 de febrero, ya que tenía entre ocho y 10 días de haber fallecido por hipotermia, según la necropsia en la que él estuvo presente, dijo Nava López.
“La opinión técnica de la medico forense es que una persona no puede sobrevivir más de siete días sin alimento y de acuerdo con el examen de contenido gástrico tenía –al menos- siete días” sin comer, explicó a El Heraldo de México el fiscal.
Y aunque destacó que todas las corporaciones policiacas buscaron a James en la zona en la que fue encontrado, y estuvo vivo por al menos 20 días, aseguró que el cuerpo del menor no tenía huellas de violencia.
“Aun y cuando no existe la posibilidad de que hubiera un homicidio, la investigación no se va a cerrar, con el objetivo de poder establecer qué fue lo que sucedió en el transcurso de estos 20 días”, apuntó.
“Es como al principio, no podemos descartar absolutamente ninguna de las posibilidades. Pudo haber estado en compañía de alguna otra persona o pudo haber estado solo, refugiado en algún otro lugar... Tenemos como evidencia las calcetas –rotas del frente- que nos permiten establecer que el menor estuvo caminando por varios kilómetros, la lógica establece que si hubiera estado en algún domicilio en compañía de otras personas le hubieran cambiado por lo menos los calcetines”, dijo nava López.
Sobre la diferencia de ropa descrita en a pesquisa por el padre, explicó que es común en los reportes de desaparición que los familiares se confundan sobre la ropa que llevaban puestos, pero aseguró que el papá reconoció el pantalón de mezclilla que vestía el cadáver de James, quien primero se dijo llevaba una pantalonera negra.
El 16 años de carrera en Procuración de Justicia nunca le había tocado un caso así, destacó el fiscal quien aseguró que se tuvo contacto con la mamá biológica de James, la estadounidense Teirasa Mower, quien ya se espera en Juárez y quien posiblemente quiera trasladar al menor al vecino país.
Por Hérika Martínez