En bici y a pie, peregrinos mexiquenses arriban a Basílica de Guadalupe

Tras 150 kilómetros de camino a pie o a bordo de bicicletas, los peregrinos que salieron el domingo pasado de diversos municipios del Estado de México han llegado a su destino en la Basílica de Guadalupe. En el camino se han enfrentado al frío de las madrugadas invernales, al ardiente sol del mediodía, a pernoctar en banquetas y al cansancio, pero todos expresan que vale la pena para estar frente al altar de la Virgen, que para ellos es el símbolo más grande de fe e identidad. Rendido por el viaje, el señor Marcelino Pérez afirma que peregrinar es una forma de expresar la pasión que siente por la Virgen y sus milagros. Tendido en el atrio observa lo más alto del templo con la satisfacción de haber cumplido por quinta vez en su vida un reto que describe como hermoso. Marcelino viajó de Villa Victoria a la Catedral de Toluca, después a Ocoyoacac y Cuajimalpa, lugar en el que descansó por algunas horas, para continuar su camino rumbo al Tepeyac por Paseo de la Reforma y Misterios.
“Sobre la carretera el camino es más sencillo, todo es planito y de bajada, en las calles nos tenemos que cuidar de los coches, pero lo más difícil es el sol, además venimos a un ritmo lento por eso es más cansado”, externa.
Él hizo el viaje junto con su esposa y su hijo de 14 años, quien asegura que pese a ser su primera vez “no se siente tan cansado”, señala con júbilo y presunción frente a su cansado padre, que de él no sólo ha aprendido la determinación sino también el oficio: carpintero. Ellos dicen que la peregrinación significa un sacrificio físico, pero también económico, “algunos traen dinero para sus gastos aquí y otros prefieren traer comida y prepararla, pero de cualquier forma se gasta”. A ello se suman imprevistos, por ejemplo, los tenis de 150 pesos que tuvieron que comprar al joven para poder continuar el camino porque “los primeros me lastimaron y los tuve que tirar”, explican. La familia se instaló junto con amigos y vecinos en una carpa improvisada con un plástico en la que algunos duermen y otros comen, por hoy, permanecerán en la Basílica, una joven dice que ocupará el día para conocer las calles cercanas y comprar algún recuerdo para sus hijos que por ser pequeños aún no pudieron emprender la travesía. Como ella, algunas personas caminan o compran un helado a la espera de que el día de mañana a las 10:00 horas se celebre la misa de despedida, coman algo y emprendan el camino de regreso en las primeras horas de la tarde. En Paseo de la Reforma y la carretera México Toluca continúa el avance de ciclistas, quienes apuran el paso para llegar con sus familias que ya los esperan. En su 80 edición la peregrinación que este año convocó a 60 mil personas y que e considerada la segunda más grande después de la del 12 de diciembre se realiza sin mayores incidentes y con la convicción de que la número 81 sea aún más grande. POR NOTIMEX / FOTOS: CUARTOSCURO   
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