"No pueden ingresar aquí si no traen retoque”, aclaró el hombre que, con altavoz en mano, regulaba el ingreso de candidatos priistas a diputados, senadores y hasta a gobernadores que formados, esperaban entrar al salón Alfonso Reyes para tomarse la foto oficial con José Antonio Meade.
El retoque corría a cargo de cinco maquillistas que, desde primera hora, convirtieron en camerino la sala de prensa de la sede nacional del PRI.
Afuera, decenas de asistentes iban y venían con el vestuario que sus jefes lucirían al posar junto al abanderado presidencial. Abundaron blusas y camisas blancas.
“¿Ya pasó al retoque, candidata?, preguntó una reportera a Sofía Castro, quien competirá por un distrito de Oaxaca.
“¡Ay, no!”, respondió para luego salir disparada a recibir una dosis de polvo traslúcido.
No importaba el género. Hombres y mujeres por igual aceptaban los pañuelos faciales al cuello, echaban la cabeza hacia atrás y dejaban que las manos expertas y los cosméticos hicieran su parte.
“¿Aquí va la fila?”, preguntaban al ingresar a la sala de prensa convertida en camerino.
El primero en tomarse la foto con Meade fue Miguel Castro, candidato al gobierno de Jalisco: “Uno se da cuenta que la puntualidad siempre da frutos; fui el primero en llegar y en tomarse foto con el candidato; es un buen augurio”.
Pero no todos tuvieron la misma suerte: “Primero pasan los candidatos de los estados del norte”, pidió el hombre del altavoz.
“Pero si estoy aquí desde las 7”, respondió Martha Escamilla, candidata a diputada por Oaxaca.
Luego de la foto, Meade caminó escoltado por Enrique Ochoa, presidente nacional del PRI, hacia el auditorio Plutarco Elías Calles, donde ya lo esperaban los candidatos acicalados.
“Nadie nos dijo que iba a ser sencillo. Todos los que estamos aquí sabemos que la contienda va a ser difícil, complicada, una contienda apretada”, les lanzó Meade.
Más tarde vendría la foto, ahora sí, de grupo. Ochoa y Claudia Ruiz Massieu, flanquearon a Meade.
Para provocar la sonrisa, los candidatos no recurrieron al tradicional ¡cheese! Acorde con el momento electoral optaron por una porra: “¡Pepe presidente!”.
POR NAYELI CORTÉS