El fin de semana, Lulú y Daniel estuvieron frente a un juez. A pesar del frío y que estaba algo nublado, saben que el sol, para ellos, podría ocultarse en cualquier momento.
Por eso consideraron que el mejor día para mostrarse su amor fue ése mismo... Ella padece una enfermedad crónicodegenerativa.
Comparten sólo dos certezas: su grande amor y el minuto que corre.
Febrero se ha convertido en el mes del matrimonio en el Estado de México. En 2016, el Registro Civil celebró la unión de 9 mil 281 parejas. Al siguiente año, 2017, fueron 8 mil 999 las que decidieron dar el sí ante un juez casamentero.
Con sus poco más de 20 años, Lulú es pasante de dentista y él, empleado. No tuvieron que pensarlo mucho para decidir que quieren estar juntos, venga como venga la vida, no tienen tiempo que perder.
Desde hace cuatro años, Lulú acude tres veces por semana a dializarse en un procedimiento que dura unas cuatro horas por día en un hospital del sector público, luego corre a la escuela y después a su casa. En todo eso, Daniel ha estado ahí, con ella y para ella.
A pesar del frío de invierno, las tempestades de la enfermedad que padece y de los riesgos que enfrenta cada día, Lulú le dio el sí a un chico que la ha amado más allá de su salud.
¿Alguien puede dudar de que él la ama? Vestida de azul, con su alegre carácter, sus ocurrencias y su raro tesón, enciende la vida de todos...
Y ahí están, contestando al juez –que acudió al domicilio de los padres de Lulú para casarlos–, cada una de las preguntas que ni al caso: que si están seguros, que si ya lo pensaron, que desde cuando son novios, que por qué y para qué quieren estar juntos "Por amor", contestan al unísono, luego vendría la retahíla de consejos... al parecer, así sonlos casorios, ahora.
Así de simple, en no más de 20 minutos, Lulú y Dany, uno primero y otro después, se regalaron el ansiado “sí, acepto”, sumándose con su matrimonio, a esa rara estadística del Registro Civil del Estado de México, que resalta que entre diciembre y febrero se registra el mayor índice de bodas.
En ese periodo, de 2016 a 2017, se celebraron en la entidad 20 mil 417 matrimonios, que representan 30 por ciento de todas las uniones anuales, que el año pasado fueron 66 mil 708.
CURIOSIDADES
Datos oficiales indican que en agosto se registran las tasas de nacimiento más copiosas.
En 2016, fueron registrados 27 mil 601 nuevos mexiquenses, de los que 13 mil 863 fueron varones y 13 mil 738, niñas.
La historiadora y especialista en vida cotidiana y género, Karen Jared Durán, consideró que la frecuencia de las bodas en invierno, "no tiene tanto que ver con el clima".
Responde –añadió– al contexto festivo y cultural de la época, "sobre todo diciembre, marcado por el fin de año, la vacación y las celebraciones que realzan el valor de la familia, como símbolo de estabilidad y realización personal", señaló.
E insistió en que la cultura mexicana se rige por patrones tradicionales en los que tener una pareja, casarse y procrear son elementos fundamentales para alcanzar la felicidad.
El invierno, dijo, “representa una mejor oportunidad de organizar su boda”.
POR MARÍA TERESA MONTAÑO