El Ojos alertó a las autoridades capitalinas hace un año, cuando su red de narcomenudeo rebasó Tláhuac, dejando una estela de ejecuciones. Sus actividades criminales en la demarcación, no obstante, datan de 2013.
Las investigaciones y operativos para su captura derivaron en la detención de 70 personas, entre agosto de 2016 y hasta el pasado jueves 20 de julio, cuando la Marina lo abatió.
Un sistema de protección, auxiliado con 200 mototaxistas, le permitió engañar a la autoridad, que detuvo a otra persona, pensando que era él.
El 19 de mayo, su hijo Miguel Ángel Pérez Ramírez, fue detenido en Acapulco por la Policía de Investigación por homicidio.
Acudió al Aca Moto 2017, rentó una casa en Las Brisas, para 50 integrantes de su banda, denominada MK (Los Mickys), incluso iban identificados por una gorra. Hoy El Mickey está en el Reclusorio Oriente.
El Heraldo de México tuvo acceso a la cronología de in- vestigación de la Marina y el Gobierno local el 20 de junio.
En el documento se detallan las acciones policíacas para detener a célula de la organización, en distintos momentos y escenarios.
En otro expediente y de acuerdo a distintas versiones, cuando El Ojos fue abatido, no fue la hora en que estaba programada la incursión de captura.
La acción de la Marina fue en respuesta a una agresión mientras se realizaba un patrullaje de reconocimiento a plena luz del día. Los halcones, en su mayoría mototaxistas, se percataron de la presencia de los marinos.
Aunque durante un año la Procuraduría capitalina siguió el rastro de El Ojos, el día de la intervención directa se pidió apoyo federal para evitar que las redes de protección de la organización no interviniera.
La Policía Federal se encargó de la seguridad perimetral; PGR contaba con los mandamientos judiciales y la Marina fue la encargada de la incursión directa. En el cateo donde fue el tiroteo se encontró una libreta con nombres, teléfonos y adscripciones de algunos elementos de la policía local, que presuntamente colaboraban con él.
La coordinación se dio con la oficina del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y los marinos, con el fin de detener el crecimiento de la organización, pues ya era común ver escena de jóvenes, en su mayoría mototaxistas, vendiendo droga por calles de colonias como Agrícola Metropolitana, San Miguel Zapotitla, Miguel Hidalgo y San Juan Ixtayopan.
Se calcula que había una red de 200 choferes que distribuían droga, pero también servían de vigilantes en las calles.
En total, desde 2014, la disputa por la zona ha dejado cuando menos 30 muertos.
Las fichas de investigación confirman los rumores: El Ojos, originario de Michoacán, logró quedarse con la plaza que se repartían los Beltrán Leyva y el Cártel de Jalisco.
Sin cambiar de proveedores, El Ojos se expandió a Xochimilco, Iztapalapa, Milpa Alta y Tlalpan. La situación hizo levantar la ceja a las autoridades capitalinas, que comenzaron a investigar la operación.
Una muestra de la fuerza de la célula quedó registrada el pasado 6 de enero. Tras un operativo de la Procuraduría capitalina en calles de Tláhuac, cinco narcomenudistas fueron detenidos y en un intento por rescatarlos, se originó una balacera. Hubo cuatro lesionados, entre ellos un agente capitalino.
El Ojos ya había alcanzado tal fama que incluso tenía su propio narcocorrido.
Ayer, Mancera advirtió que irá contra todo tipo de delincuencia, lo que incluye operativos contra antros como el ocurrido este fin de semana cuando fueron cerrados 13 en Tláhuac y Cuauhtémoc, donde se encontró drogas y menores de edad.
Por Manuel Durán