Bajo la Ciudad de México se esconden vestigios de las diversas culturas ancestrales que habitaron antes de la Conquista española.
En los últimos años, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha realizado en las inmediaciones del Templo Mayor distintas excavaciones y descubrimientos arqueológicos, que han permitido conocer más de las civilizaciones de la Gran Tenochtitlán o incluso, cuestionado ciertas concepciones.
Edificación del antiguo barrio Colhuacatonco
Una edificación que formaba parte del antiguo barrio de Colhuacatonco fue hallada tras los muros de una vieja vecindad en la calle República de Perú.
En dicho recinto habrían habitado nobles mexicas que resistieron a los conquistadores españoles buscando preservar sus costumbres.
El hallazgo probaría que Colhuacatonco mantuvo una resistencia “pasiva” tras la caída de Tenochtitlan, la sede del imperio azteca en la actual Ciudad de México, cuando alrededor de 1525 los conquistadores iniciaron el cambio del trazo urbano.
También se encontraron objetos que revelan un primer mestizaje cultural, como pequeños silbatos en forma de aves hechos con una incipiente técnica de vidriado, personajes de rasgos occidentales y con sombrero, así como representaciones de monjas.
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Templo dedicado a Ehécatl, dios del viento
En la calle Guatemala número 16 fue hallado el templo dedicado a Ehécatl, el dios del viento en la Gran Tenochtitlan, con más de 30 metros de longitud.
Frente al adoratorio de Tláloc, deidad fecunda que residía en el Templo Mayor,
estaba el Templo de Ehécatl, divinidad que con sus vientos benignos barría los cielos y atraía la lluvia.
Entre los vestigios de más de 500 años de antigüedad, también fue hallada una cancha de juego de pelota en la que, según crónicas antiguas, jugó Moctezuma.
El descubrimiento concuerda con la ubicación proporcionada por las crónicas de los frailes del siglo XVI y se espera que en el lugar sea construido un museo de sitio para ser abierto al público.
Torres de cráneos, parte de Gran Tzompantli
En 2015, el INAH anunció el hallazgo de dos torres de cráneos que probablemente pertenecieron al Huey Tzompantli o Gran Tzompantli de México-Tenochtitlán.
Según crónicas de los conquistadores y representados en los códices, los tzompantlis eran estructuras en las que en hileras se ensartaban los cráneos perforados de las víctimas de los sacrificios.
Los cráneos pertenecían tanto de hombres como de mujeres y de niños, que pertenecieron a personas de diversos lugares de Mesoamérica y que presentan diferentes deformaciones cefálicas además de mutilación dental.
Que fueran halladas mujeres sorprendió a los expertos ya que no iban a la guerra, lo que pone en entredicho la hipótesis de que sólo fueron sacrificados los hombres guerreros cautivos para ofrecerlos a Huitzilopochtli, la principal deidad de los mexicas, asociada con el Sol.
Restos del Gran Basamento
En noviembre pasado, fueron inauguradas dos ventanas para observar el basamento piramidal del recinto.
El paso peatonal fue reabierto al circuito de la calle de República de Argentina y Justo Sierra, rumbo al Zócalo capitalino, a un lado del Templo Mayor.
El basamento de una pirámide del recinto sagrado mexica, que fue descubierto durante los trabajos de rehabilitación del lugar, mide aproximadamente 40 metros de norte a sur y presenta por lo menos cinco etapas constructivas comprendidas entre 1440 y 1521.
En ese cimiento también se observan los restos del drenaje de tubos de barro vidriado que lo atraviesan de norte a sur, colocados en los primeros años del Siglo XX, durante el gobierno de Porfirio Díaz.
Convive arqueología y urbanismo
Desde hace un par de años el Centro Histórico expone historia mexica mezclándose con puntos turísticos y de la vida cotidiana de los capitalinos.
Debajo del inmueble que actualmente ocupa el
Hotel Catedral se tienen ubicados partes de lo que fue el
Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl (dios del viento).
En la misma calle de Guatemala, donde se levanta el
Centro Cultural de España, se ubicaba el
Calmécac, la escuela para los hijos de la nobleza mexica y se presume que también estaría la entrada al adoratorio a Tláloc (dios de la lluvia).
Dentro de la estación del
Metro Pino Suárez se aprecia un templo circular que estaba dedicado al
Dios Ehécatl, y en lo que hoy es el
Museo de la Ciudad de México se encuentra en los cimientos una cabeza de serpiente Quetzalcóatl, que según los arqueólogos perteneció a un templo ceremonial.
En el
Antiguo Palacio del Arzobispado (Museo de Arte de la SHCP), en la calle de Moneda, han sido localizados restos del
Palacio Rojo de Tezcaltipoca, señor del inframundo, y debajo de la
Plaza Gamio, a un costado de la Catedral, se encuentra el
Cuauhxicalco, edificio que servía para llevar a cabo los funerales de los gobernantes.
En los
Patios Marianos del Palacio Nacional se encuentran la arista sureste del
Centro Ceremonial de México-Tenochtitlan, restos del “tecpan” de Moctezuma II, vestigios de un posible embarcadero y de acueductos.
Además, en la actual
Casa de la Primera Imprenta, se ubica el
Templo de Tezcatlipoca, y en el
Palacio del Marqués del Apartado una escultura prehispánica
ocelotl-cuauhxicalli, una cabeza de una serpiente de fuego o xiuhcóatl y escalinatas de una pirámide.
En tanto, en el
Palacio de Bellas Artes los especialistas han localizado lo que era el asentamiento mexica del barrio de
Moyotlán, así como canales que pertenecieron al sistema hidráulico de la cultura azteca.