MÉRIDA, YUCATÁN. Al salir de la escuela secundaria del municipio de Tixkokob, el adolescente de 15 años recibió una llamada telefónica de un número desconocido. Al contestar, escuchó la voz de un hombre, con acento foráneo; a gritos le reclamó que había hecho una denuncia contra el grupo delictivo Los Zetas.
Asustado, negó la acusación y dijo que no quería meterse en problemas. El sujeto le indicó que “para aclarar la situación” tenía que verse con su “secretaria” en un establecimiento comercial, de lo contrario, “mandaría hombres armados a su casa”.
El hombre colgó y cada 15 minutos se comunicaba hasta que logró convencer al menor de que le avisara a su madre por teléfono “que lo habían agarrado”; después, le prohibió comunicarse de nuevo con ella. Le ordenó que se quedara una hora dentro de un cibercafé.
Mientras, Fabiola Tun Chuc, la madre del adolescente, recibió varias llamadas en las que un hombre decía tener secuestrado a su hijo, y amenazó con “cortarlo en pedazos” si no le entregaba 100 mil pesos de rescate.
Como el menor dejó de contestar las llamadas, Fabiola pensó que en realidad lo habían secuestrado; logró tranquilizarse y pidió apoyo a las autoridades.
Desplegaron un operativo de la Policía Estatal en coordinación con la Unidad Antisecuestro de la Fiscalía General de la entidad, en el que corroboraron que se trataba de una extorsión telefónica, un secuestro virtual.
Como este caso, en los último años han ocurrido este tipo de extorsiones en Yucatán. De acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a junio de este año, el reporte mensual de víctimas de extorsión revela que se han presentado 26 denuncias, lo que coloca a la entidad en la posición número 21.
En contraste, en lo que se refiere a homicidios y secuestros, Yucatán ocupa el lugar 32, es decir es la entidad con el menor número de denuncias.
El fiscal de Justicia de Yucatán, Ariel Aldecua Kuk, asegura que la extorsión “es un fenómeno delictivo que hemos estado mitigando, trabajando en la prevención para que la gente no caiga en este tipo de engaños”, con llamadas que provienen de cárceles de Tamaulipas, Nuevo León y la Ciudad de México, de acuerdo con lo que han detectado.
Defiende que en Yucatán no son comunes los delitos de alto impacto y presume que no operan grupos de la delincuencia organizada, no hay bandas de secuestradores, ni delincuentes que cobran “derecho de piso” a comerciantes o empresarios.
Entre los factores que influyen en que sea considerada una de las entidades más seguras del país –resalta– están la inversión de recursos del gobierno estatal y la participación de la población en la cultura de la denuncia.
“La columna vertebral para preservar ese clima de seguridad es la participación de la sociedad. Cuando un vecino ve algo raro, un vehículo sospechoso, ruidos en casas o en comercios, enseguida llama a la policía, porque hay confianza”.
Añade que también colaboran las asociaciones civiles y las cámaras empresariales en programas de prevención. Paulino Dzib Aguilar, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, dice que la gente tiene una percepción de seguridad porque los delitos de alto impacto son de baja frecuencia, y porque han tenido respuesta inmediata de las autoridades.
El experto en psicología jurídica y criminología destaca que, además, influye la geografía. En una investigación que realizó en 2014, entre los 10 indicadores de prevención del delito, el número siete fue la geografía estatal; al ser un territorio plano, permite ubicar de manera rápida a quien cometa un delito.
POR HERBETH ESCALANTE OJEDA
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