Cuando Keila sale de su casa se topa con los largos barrotes de acero que desde hace un año son levantados en el desierto para construir el muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Ella y sus siete hijos viven en una de las zonas más pobres de Ciudad Juárez, frente a la muralla de cinco a nueve metros de altura que se construye a lo largo de 2 kilómetros en la frontera con Sunland Park, Nuevo México.
Después de llegar de Sonora, hace 12 años su hermano le regaló un terreno justo en los límites de la frontera con el país más poderoso del mundo.
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“Solo había una malla“, dice al recordar la división metálica de aproximadamente 2 metros de altura que les permitía ver a lo lejos las casas y carreteras de Estados Unidos, hasta que en julio del año pasado el gobierno de Barack Obama comenzó la construcción del muro. Anapra es una de las zonas más pobres de Ciudad Juárez, donde en los años de mayor violencia los cárteles de las drogas reclutaron adolescentes para utilizarlos como sicarios u observadores. Según el último censo de población, hasta 2010 la zona tenía 16 mil 990 habitantes. Sus calles son de arena, el clima es extremoso y muchas de sus casas son de madera, como la de Keila, su esposo y sus siete hijos entre seis y 18 años.Los coyotes que sí ayudarán a los migrantes en su camino
“Cuando llegamos aquí se nos hacía como fastidioso por la migra –la Patrulla Fronteriza-, y por el tren que pasa cada ratito, a cualquier hora“, confesó la habitante de la calle Calamar. Para ellos, vivir frente a Estados Unidos es “normal… lo que sí nos afecta poquito es que a veces los niños andan ahí jugando a aventar piedras y ellos –quienes cuidan el muro- piensan que los están atacando; hace poco el señor les aventaba balines de pintura, y eso sí es incomodo“, comentó. Frente al muro, las tardes son de partidos de futbol. Sus siete hijos, los tres de su sobrina y los seis de sus vecinas más cercanas se suman al resto de los menores que salen a jugar, mientras ella y su esposo trabajan en una de las maquiladoras de la ciudad.No hace falta un muro completo, bastará una barrera: Trump
Otros menores, como Fernanda de 12 años y Kevin de siete, se encargan de hacerles mandados a los trabajadores del muro, la mayoría de ellos de origen mexicano. Refrescos, hamburguesas y papas fritas son parte de los compras que realizan los niños de la zona en una de las tiendas más cerca de los límites de la frontera, para los trabajadores que buscan la manera de ayudarlos. “La semana pasada cuando llegó Fernanda de la escuela pasó uno de los trabajadores le dio una bolsa con ropa“, dijo Keila.‘Abrazos, No Muros’ reúne familias de inmigrantes
Debido a que los pobladores comenzaron a robarse el material de construcción, los trabajadores optaron por regalarles a los vecinos los desechos de acero, los cuales ellos venden a 3 pesos cada kilo. “Ellos cortan el acero y esas partes que les sobran están pesadísimas. Un día le dijo uno a mi hija ‘háblale a tu hermano porque te voy a dar unas láminas‘, y les dieron tantísimas; vendieron 2 mil 400 pesos“, aseguró la mujer. La construcción frente a su casa ya terminó, pero antes los trabajadores también les daban dinero, jugo, dulces y galletas a los niños. La mayoría de los padres trabajan como operadores en las maquiladoras de la ciudad.Trump insiste que México pagará por el muro
“La verdad sí nos queda un poquito retirado todo. Y en las noches no hay seguridad, pero como toda la gente tiene tiempo viviendo aquí, ya nos conocemos entre todos“, asegura la mujer del lugar en el que sólo hay un parque recreativo, cinco primarias –una de ellas particular-, una secundaria, una preparatoria y una Universidad Tecnológica. Señora Pérez, de 30 años, vive con su esposo y sus cuatro hijos de 9, 10, 11 y 12 años, en la calle Atún, la zona donde está a punto de concluir el muro. “A los que vivimos aquí nos da igual – la construcción- no tiene nada que ver el muro, de todos modos por donde quiera se meten –a Estados Unidos-, ellos se las ingenian para poder entrar. Con el muro y sin el muro de todos modos es lo mismo“, comentó.Trump propone paneles solares para que el muro se pague solo
Hace unos meses activistas acudieron hasta el muro para pintar cruces rosas en memoria de las muerta de Juárez, así como la leyenda “Ni delincuentes, ni indocumentados; somos trabajadores internacionales. Fuck Donald Trump y su pinche muro“. Según datos de las autoridades de Estados Unidos, el año pasado fueron detenidos en toda la frontera con México a 192 mil 969 mexicanos indocumentados, mientras que en enero de este año fueron detenidos 2 mil 600 indocumentados en la frontera de Juárez-El Paso y mil 600 más en febrero. TEXTO Y FOTOS: HÉRIKA MARTÍNEZ PRADO