El ozono se ensaña con niños

Ardor de garganta, picazón en los ojos, mareos y molestias respiratorias son algunos de los malestares que presentan los niños capitalinos a causa de la contaminación del aire. Desde el lunes 15 de mayo hay contingencia en la capital y sus secuelas están a la vista. Eloisa Rosas lleva a su nieto Eliu, de 10 años, todos los días a la escuela en Gustavo A. Madero. El menor empezó a presentar resequedad en la garganta. De igual manera Angélica Ulloa y su hijo Hamurabi, de ocho, han tenido problemas respiratorios por esta causa. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada año se registran siete millones de muertes en el mundo por contaminación del aire. Otro estudio elaborado por el Ceanir Institute, asegura que México es el segundo país de América Latina que más muertes relacionadas con contaminación ambiental tiene, con un registro de 15 mil anuales, atribuibles a la mala calidad del aire. Es por eso que la doctora Ana Rosa Moreno Sánchez, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, ha insistido en la necesidad de eficientar las políticas ambientales para reducir los efectos nocivos de los contaminantes ambientales en la salud. La exposición constante a las partículas contaminantes provoca efectos crónicos, como la reducción de la función pulmonar, según la OMS. Como resultado de esto, señala la doctora Alicia Parra, coordinadora de la Clínica de Nutrición de la Ibero, la función respiratoria queda seriamente comprometida.  
Fabiola Ramírez, madre de dos niños de secundaria, de 12 y 14 años, respectivamente, asevera que la situación se complica aún más debido a que son asmáticos. “A mis hijos les afecta la contaminación porque enseguida empiezan con la somatización del asma. El rendimiento escolar no es el mismo y se sienten más cansados”, relata.
  La doctora Parra añade que, debido la contingencia ambiental, los problemas respiratorios crónicos se agudizan, en particular, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la bronquitis, y también las cardiovasculares como la hipertensión, ya que disminuye la saturación de oxígeno y aumenta la demanda de la función cardiorrespiratoria. En la capital el promedio de partículas respirables por metro cúbico durante contingencia triplica a la norma establecida por la OMS, que es de 20 y aquí alcanza las 60.       Por Lizeth Gómez de Anda lizeth.gómez@heraldodemexico.com.mx Foto: EFE  
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