México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, según los más recientes informes de organizaciones internacionales. La violencia contra periodistas en América Latina ha llegado a cifras que alarman a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las más altas en los últimos 13 años, de acuerdo con un informe de Freedom House, y entre los focos rojos de la región se encuentra México, donde las agresiones no solo provienen de la delincuencia organizada sino también del partido en el gobierno.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, sureste de México. La escena era tan típica del partido que durante siete décadas consecutivas gobernó México, que podría haber ocurrido hace medio siglo: mujeres pobres esperaron durante horas, bajo un sol radiante, la aparición de un político en un mitin al que estaban obligadas a asistir bajo la amenaza de perder las ayudas que reciben de un programa de lucha contra la pobreza.
Pero al contrario que hace 50 años, había un par de medios de comunicación independientes entrevistando a las mujeres, que tenían calor y estaban cansadas e indignadas por la utilización del programa gubernamental con fines políticos. La conversación terminó cuando trabajadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) echaron a los reporteros y callaron a las mujeres. Los hombres tomaron el equipo de un camarógrafo y lo expulsaron físicamente del estadio donde se celebraba el evento, amenazando con “hacerlo desaparecer” a él y a otros periodistas.
“Cuando íbamos entrando al baño (del estadio), dicen: ‘se van a morir’. Es cuando más miedo me dio”, explicó David Morales, director del servicio de noticias por Internet 'Chiapas Sin Censura', describiendo las entrevistas a las mujeres en un mitin del senador del PRI Roberto Albores Gleason, durante el fin de semana.
Estas amenazas son aterradoras en las zonas rurales de México y reflejan lo que muchos perciben como un retorno a las viejas prácticas corruptas del PRI, que en las elecciones a gobernador de junio luchará por sobrevivir en algunos de sus últimos bastiones, como el central Estado de México y en Coahuila, en el norte del país.
El PRI gobernó México durante 71 años, a pesar de acusaciones de elecciones amañadas o compradas, antes de perder en los comicios de 2000. Cuando regresó al poder en 2012 de la mano del presidente Enrique Peña Nieto, sus líderes no dejaban de hablar sobre lo mucho que su partido había cambiado.
Ahora, con varios exgobernadores de ese partido encarcelados, prófugos de la justicia o investigados por corrupción, el partido se resiente y la popularidad de Peña Nieto alcanza mínimos históricos. Los expertos señalan que parece estar recuperando antiguos métodos para intentar aferrarse al poder.
"Algunas personas quieren creer en este invento del nuevo PRI, pero es obvio que las democracias tienden a recompensar a los partidos que son consistentes en el tiempo”, señaló Federico Estévez, profesor de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. "Sabes qué esperar del PRI".
Pero el panorama periodístico es diferente en la actualidad. Morales apuntó que los reporteros presentes en el acto del PRI contaban con la nueva herramienta Facebook Live. Siguieron transmitiendo en vivo mientras uno de los organizadores les decía a las mujeres que dejasen de hablar con ellos.
Al parecer, los organizadores habrían sobrepasado los límites al hacer que las mujeres esperasen durante horas a 38 grados de temperatura, lo que las llevó a expresarse con los periodistas.
"Muchas de las entrevistadas eran beneficiarias del programa 'Prospera' que estaban siendo obligadas a acudir a este evento”, dijo Morales. Prospera es un programa de lucha contra la pobreza que ofrece ayudas a familias sin recursos para comprar comida y escolarizar a sus hijos. Las mujeres contaron a los periodistas que fueron amenazadas con perder estos beneficios si no firmaban al final del mitin, una práctica común en México.
Los periodistas estuvieron retenidos durante aproximadamente una hora antes de ser entregados a la policía local, que se negó a arrestarlos. El priista Gleason emitió un comunicado condenando lo sucedido y explicando que es "un convencido de la libre expresión", pero no mencionó a las mujeres que fueron obligadas a asistir al acto.
Cuatro trabajadores de Prospera en Chiapas fueron despedidos por “quebrantar la transparencia en el uso y operación de los programas sociales” al presionar a las beneficiarias para acudir al evento, anunció la Secretaría de Desarrollo Social en un comunicado emitido el 25 de abril.
Otro caso reciente de violencia del PRI o de sus partidarios ocurrió en su feudo del Estado de México. Cuando activistas del conservador Partido Acción Nacional (PAN) intentaron hacer campaña en un mercado callejero semanal en un suburbio al norte de la Ciudad de México, un grupo de individuos los expulsó de la zona, empujándolos, golpeándolos y señalando que no tenían autorización para estar allí.
El PRI responde a estas acusaciones diciendo que trabaja para erradicar la corrupción y citando las recientes detenciones de dos exgobernadores del partido -Javier Duarte de Veracruz y Tomás Yarrington de Tamaulipas- acusados de corrupción y otros delitos. Pero ninguno de ellos fue arrestado en el país: Duarte fue atrapado en Guatemala y Yarrington en Italia, tras cuatro años huidos de la justicia durante los que tuvo protección oficial.
Pero el PRI no es el único partido mexicano inmerso en prácticas cuestionables.
En marzo, una alcaldesa del Partido Verde Ecologista, aliado electoral del PRI, fue arrestada en Chiapas por supuestamente dar documentos falsos de ciudadanía a unos 1,500 guatemaltecos -Chiapas es un estado fronterizo y los migrantes suelen asentarse ahí- para que votaran por ella en unos comicios que ganó por un estrecho margen.
Y la candidata del PAN a gobernadora del Estado de México, Josefina Vázquez Mota, fue avergonzada en público el mes pasado cuando la fiscalía reveló que algunos de sus familiares estaban siendo investigados por lavado de dinero.
Pero incluso esa revelación provocó acusaciones de manipulación del PRI. La fiscalía federal, que fue lenta a la hora de perseguir a gobernadores corruptos del PRI, se apresuró a filtrar los detalles de la investigación a la familia de Vázquez Mota, aunque más tarde reconoció que la candidata no estaba implicada en el caso.
Algunos dicen que el último escándalo en México, que salpica al líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador, también recuerda a las viejas tácticas del PRI.
Una sofisticada cinta de video -editada, con banda sonora y subtítulos- filtrada en días recientes, muestra a una colaboradora de López Obrador recibiendo billetes supuestamente de un “empresario” y que irían destinados al propio político.
López Obrador dijo que se trata de una trampa del sistema político para difamarlo. La grabación se difundió más tarde como una historia patrocinada en Facebook.
El diario El Universal dio a conocer después un video similar, en el cual aparece la misma colaboradora (Eva Cadena) mientras recibe más dinero en efectivo -10,000 dólares y 50,000 pesos- y una oferta verbal de proporcionarle cinco millones de pesos para López Obrador.
La interrogante sigue siendo si las viejas tácticas le funcionarán al PRI, especialmente a medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2018. Con una economía de crecimiento lento, la moneda atravesando problemas y repetidas acusaciones de corrupción, el partido gobernante afronta una dura batalla.
"No pinta bien para ellos”, concluyó Estévez.
Por: Agencia AP, con información de EFE