Alexei Navalny cometió una de las peores faltas en Rusia, una de esas que no se pagan simplemente con la cárcel, una afrenta que exige la vida misa: enfrentó a Vladimir Putin. La historia del opositor y su roce con la muerte quedó registrado en el documental "Navalny", ganador del Premio Oscar. Y es que el hombre de 46 años fue envenenado con el agente químico novichok, una sustancia que se convirtió en el sello personal del sátrapa ruso.
El 20 de agosto de 2020, Navalny fue hospitalizado de emergencia después de una gira política por la región de Siberia. El avión en el que viajaba tuvo que aterrizar para que fuera atendido, pues se comenzó a convulsionar sin razón aparente. La oportuna intervención de los paramédicos evitó un desenlace fatal y con el paso del tiempo se supo qué fue lo que causó el incidente.
Los médicos rusos se negaron a trasladar al extranjero a Navalny, argumentando razones clínicas. Para su esposa, Yulia Naválnaya, se trataba de una estrategia para limpiar las evidencias de un envenenamiento. Con el pasar de los días, una ambulancia alemana pudo trasladar al líder opositor y descubrió lo que muchos pensaban.
Navalny había sido envenenado con la sustancia novichock, un gas nervioso desarrollado en la Unión Soviética en la década de los 80. La neurotoxina se puede administrar en polvo, aerosol o líquido y causa terrible estragos al cuerpo humano, incluso es más letal que el sarín, con el que se perpetraron fatales atentados terroristas en países desarrollados como Japón, a finales del siglo XX.
La persona que entra en contacto con el novichok sufre fuertes espasmos musculares que pueden desencadenar en un paro cardíaco y en la acumulación de fluido en los pulmones, que desencadenan la muerte.
"¡Novichok, pero qué estúpidos, esa es la marca de Putin!", dijo Navalny al enterarse del agente químico con el que lo envenenaron. El documental que se puede ver a través de HBO Max recupera los días posteriores al atentado y cómo poco a poco se fue descubriendo la verdad.
No era la primera vez que el novichok estaba directamente relacionado con un atentado en contra de una figura antagónica de Putin. En 2018 Sergei Skripal, un exespía ruso que vivía en Gran Bretaña, fue envenenado con la sustancia al igual que su hija y un policía que se presentó ante la emergencia. Las autoridades británicas identificaron sin lugar a dudas que el agente químico y acusaron al gobierno de Putin.
Las relaciones entre el Kremlin y Occidente se tensionaron al máximo punto por ese incidente y aunque Skripal sobrevivió, otros enemigos de Putin no han tenido la misma suerte en un largo historial de eventos en los que se ha utilizado el novichok.
El equipo de Navalny logró seguir la ruta de pistas y dio con los químicos y agentes encargados de la operación para matarlo. Al contactarlos por teléfono hubo uno que pescó el cebo y confesó vía telefónica lo que hizo.
Konstantin Kudryavtsev aceptó que habían puesto novichok en la ropa interior de Navalny, que la dosis era fatal, pero que los médicos actuaron rápidamente, suministraron el antídoto y echaron a perder la operación. Todo esto quedó registrado en video y fue dado a conocer ampliamente por los medios internacionales. El costo parece haber sido muy alto para el químico de profesión, pues nunca se supo más de él y la oposición a Putin considera que fue ejecutado.
Después de recuperarse del envenenamiento Navalny regresó a Rusia donde fue encarcelado por supuestas violaciones al orden político.
El uso de armas químicas está severamente penado por las convenciones internacionales, aunque esto importado poco a los espías rusos y a Putin, que han hecho del novichok su sello personal.
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