PIENSA JOVEN

Migración segura y ordenada: la tarea pendiente de Estados Unidos y México 

Actualmente, Estados Unidos enfrenta el mayor flujo migratorio a lo largo de la frontera sur

MUNDO

·
Créditos: Foto: Especial

El próximo 12 de julio el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, recibirá a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para sostener una reunión bilateral en la que el tema central será la migración irregular y desordenada en la región. Desde hace décadas este ha sido el eje central de la agenda bilateral entre México y Estados Unidos y con la creciente crisis migratoria es preciso analizar y reflexionar sobre esta problemática que afecta a ambos países y la necesidad política que representa. 

Actualmente, Estados Unidos enfrenta el mayor flujo migratorio a lo largo de la frontera sur desde que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) comenzó a contar el número de migrantes encontrados en el año 2000. Para ilustrar este punto, de acuerdo con las cifras de la propia CBP, 239,416 personas intentaron cruzar hacia el país norteamericano tan solo por su frontera suroeste durante mayo de 2022; esto representa un aumento del 1.7% con respecto al mes anterior y del 32.6% comparándolo con el mismo período de hace un año. A medida que los cruces ilegales en la frontera han aumentado, también lo han hecho el número de muertes.

Si bien es cierto que desde hace años los países vecinos han hecho frente al flujo migratorio endureciendo sus políticas fronterizas, se debe considerar que, en medio del desborde migratorio por la frontera sur de Estados Unidos, las deficiencias y pocos avances en la solución de la crisis en materia migratoria por parte de ambos gobiernos fueron exhibidas por la tragedia ocurrida el pasado lunes 27 de julio cuando un camión con decenas de migrantes muertos fue localizado en la Carretera Interestatal 35 en San Antonio, Texas, y que pintó de negro un nuevo capítulo de la historia en la frontera que comparten los países norteamericanos. Sin embargo, este suceso no es un caso excepcional, sino que representa la realidad de cientos de miles de personas vulnerables que se ven obligadas a dejar atrás sus hogares y familias para conseguir mejores oportunidades, incluso si esto implica arriesgar sus propias vidas en una de las fronteras más peligrosas del mundo. 

Desde este punto de vista, la primera gran necesidad bilateral que deben atender los gobiernos de ambos países se refiere a las causas que orillan a estas personas a migrar, como el alarmante aumento de los índices de violencia y el mal momento que vive la economía nacional. Además, también se deben considerar las condiciones precarias en las que se da este fenómeno como consecuencia de las políticas fronterizas que se han impulsado desde la administración de Trump y que se han endurecido con Biden, las cuales han abonado en el aumento de la tasa de mortalidad entre las personas que tratan de cruzar la frontera.

Dicho de otro modo, la responsabilidad de este fracaso es compartida por distintos actores regionales, pues no es un problema que inicia en los límites de México con Estados Unidos. Por este motivo no dejarán de haber tragedias como la de Texas hasta que exista una política migratoria coordinada entre ambas partes de la frontera, pero que también considere a los países expulsores de aquellas personas que huyen de los problemas económicos y sociales. 

Ante esto, los gobiernos de López Obrador y de Biden han impulsado políticas públicas orientadas en el fortalecimiento económico de la región para crear las condiciones que les permitan a las personas quedarse en sus países de origen y evitar que migren. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que estos esfuerzos no han sido suficientes, pues, por un lado, históricamente el modelo de desarrollo económico de bajos salarios que privilegia a los inversionistas extranjeros que propone la administración estadounidense no ha traído ni seguridad ni prosperidad a Centroamérica y, por otro lado, los programas que ha impulsado el gobierno mexicano, como Sembrando Vida en El Salvador y Honduras, han estado repletos de irregularidades y han sido criticados por su diseño y ejecución.

La migración es un derecho humano, pero una persona no debería de verse obligada a huir de su hogar aún y con el riesgo que esto implica. El creciente número de migrantes que viajan hacia el norte en estas condiciones puede explicarse como la consecuencia del endurecimiento de políticas que limitan la entrada de migrantes por canales legales que han adoptado los distintos gobiernos de la Unión Americana ante la presión de Estados Unidos, lo que fomenta los cruces ilegales y el tráfico de personas. 

En la próxima reunión bilateral que tendrán los mandatarios norteamericanos, la construcción de estrategias que permitan que la migración sea segura, legal y ordenada será el eje central para tratar. Si Biden y López Obrador continúan con la misma estrategia fallida, podemos esperar más pobreza, violencia, corrupción y migración, y con ello más tragedias como la ocurrida en San Antonio, Texas, las cuales exhiben cómo ha sido vulnerada aún más a la población migrante.

Sigue leyendo:

Por qué se aumentan las tasas de interés cuando sube la inflación

Aborto en EU: Adiós Roe, bienvenido Dobbs; un giro hacia el activismo judicial conservador  

mgm