VENEZUELA

Hospital de Peluches en Venezuela reparte esperanza a los niños en situación de pobreza

Activista venezolana dijo a este diario que repara juguetes para alegrar a niños pobres

MUNDO

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SEGUNDA VIDA. La fundadora indicó que por las tardes lavan las piezas, zurcen las partes descosidas y reparan lo necesarioCréditos: AFP

Al menos 40 voluntarias han unido esfuerzos para dar una segunda vida a peluches y juguetes usados en Venezuela, con el objetivo de llevar sonrisas a los niños en situación de pobreza.

El proyecto que lidera Lilian Gluck surgió en 2017, "a raíz de la migración de mis hijos, recogimos sus peluches en buen estado, los arreglamos y juntamos 380 (entre los de mi casa y las vecinas)".

Llevaron los juguetes al Hospital Clínico universitario de la ciudad de Caracas y "viendo la cara de alegría de los niños nos percatamos que un regalo no tiene que ser nuevo para ser querido y cumplir su función", dijo Gluck a El Heraldo de México

Hija de sobrevivientes (su padre, al holocausto y su madre, a la Guerra Civil Española), Lilian envía el mensaje de la importancia del reciclaje y de que lo que a alguien no le sirve para otro puede ser de gran valor.

Esta red de activistas han logrado reciclar unos 30 mil juguetes en estos años. Para la maestra, de 63 años, "todo niño independientemente de su condición económica o  educativa tiene derecho a jugar".

Venezuela vive una profunda crisis económica que tiene a más de 76% de la población en condiciones de pobreza extrema —tres de cada cuatro habitantes—, según la Universidad Católica Andrés Bello.

El análisis considera en pobreza extrema a quién vive con menos de 1.9 dólares al día. Desde 2014, el país sufre desabasto de productos básicos y medicinas y una hiperinflación galopante.

"Un niño vulnerable económicamente encuentra en un peluche un aliado para enfrentar muchas situaciones de su entorno", explicó.

El Hospital de Peluches opera en el hogar de su fundadora, los juguetes se reciben a través de donativos nacionales e internacionales, llegan de todo Venezuela; desde Miami, Houston y Dallas, en EU; de la Ciudad de México y Monterrey; desde Bogotá, Colombia; y Tenerife, España

Por las tardes lavan las piezas, zurcen las partes descosidas y reparan lo necesario. Luego los entregan con una tarjeta: "Hola, soy tu nuevo peluche, soy un peluche con experiencia porque jugué con otro niño, quiéreme y cuídame que yo haré lo mismo contigo, y cuando seas grande regálame a otro niño".

Para Gluck las entregas a las clínicas son las más satisfactorias, sobre todo cuando los niños deben entrar al quirófano "sus padres no pueden acompañarlos, pero un peluchito que los abraza sí".

Lilian no desea abandonar su país, sino quedarse para "ayudar en tiempos de crisis".

CAR