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¿Qué es la libertad y cuál es su relación con la pobreza económica?

En la actualidad, se podría pensar que existe una mayor libertad, pero ¿qué tan cierto es esto?

¿Qué es la libertad y cuál es su relación con la pobreza económica?

La libertad, en sentido amplio, se define como la capacidad humana de actuar por voluntad propia sin más limitaciones que el respeto a la libertad de los demás. Partiendo desde este punto de vista, se puede afirmar que cualquier obstáculo a esta capacidad individual o colectiva, quebrantaría el mayor derecho humano.

Sin embargo, el concepto de libertad está estrechamente relacionado a otros tópicos como el bienestar y el desarrollo de un país, pues la ausencia de libertad trae consigo importantes malestares como la pobreza económica.

Amrtya Sen, premio nobel de economía en 1998, realizó una muy importante contribución a la investigación del bienestar económico, señalando que las oportunidades económicas, las libertades políticas, los poderes sociales, las condiciones adecuadas para la buena salud y la educación básica, son pilares para el éxito individual y colectivo de una nación.

En este sentido, los gobiernos juegan un papel fundamental, pues la falta de equidad y la desigualdad social privan a la población, en un primer eslabón, de la libertad de satisfacer el hambre y alcanzar una nutrición adecuada. 

Durante 2020, la pobreza extrema aumentó por primera vez en más de 20 años, lo que significa que alrededor de 100 millones más de personas viven con menos de 1.90 dólares al día -poco más de $35 pesos mexicanos.

Otros eslabones de la falta de libertades son expresados como: la migración forzada; la guerra; los regímenes totalitarios; el rechazo al matrimonio igualitario; la opresión para decidir sobre el cuerpo de la mujer y el conflicto al aborto legal; la dependencia tecnológica; entre otros.

Tan sólo en 2021, más de 84 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse por necesidad, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); 84 millones de personas en los que se encuentran niños y niñas atrapados lejos de su residencia y en situación de riesgo huyendo de la violencia y de los ataques armados.

En pleno siglo XXI permean desafíos difíciles de concebir para la era contemporánea. Guerras, pobreza, opresión, inequidad y amnistía internacional son realidades que cuestan trabajo de dimensionar ante una sociedad “racional”.

Acotar las consecuencias de estos sucesos a implicaciones económicas como el declive de una moneda, el aumento del precio del petróleo o el deterioro de las condiciones para la inversión parecen minimizar las afectaciones reales en la humanidad.

Si bien, nuestra sociedad se caracteriza por ser más libre que hace cinco mil años, aún hay mucho que hacer. Recordar, además, que donde no hay libertad parece que no se carece de ella. 

IL

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