VATICANO. El papa Francisco arremetió ayer contra la indiferencia de Europa hacia los migrantes que arriesgan sus vidas para cruzar el mar Mediterráneo, al canonizar a un obispo y un misionero italianos cuyo trabajo y trayectorias de vida ilustran las dificultades a las que se enfrentaron los indocumentados del siglo XIX.
El Pontífice hizo a un lado el discurso previamente preparado, señalando que la exclusión de migrantes es "repugnante, pecaminosa y criminal".
Este discurso se llevó a cabo en la canonización de los beatos Juan Bautista Scalabrini, fundador de los Misioneros de San Carlos, y al salesiano Artémides Zatti.
"Hay un éxodo en este momento, aquí en Europa, que nos hace sufrir tanto y nos mueve a abrir el corazón. La migración de los ucranianos que huyen de la guerra. No nos olvidemos de la Ucrania martirizada. Scalabrini miraba más allá, veía hacia el futuro, hacia un mundo y una Iglesia sin barreras", afirmó Francisco.
El Santo Padre al referirse al hermano salesiano Artémides Zatti, lo describió como "un ejemplo vivo de gratitud".
"Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura", explicó.
El obispo de Roma también pidió que no se olvide dar gracias, ya que es "esencial".
"Saber dar las gracias es esencial. Todos los días, dar gracias al Señor, entre nosotros: en la familia, por esas pequeñas cosas que recibimos a veces sin ni siquiera preguntarnos de dónde vienen", reiteró.
MBL