A lo largo de un año de pandemia, diversos métodos han sido aplicados para evitar la propagación del COVID-19; sin embargo, con el tiempo e investigaciones se han derribado algunos mitos y actualizado las recomendaciones, pues en algunos casos las formas de prevención resultaban perjudiciales para la salud.
De acuerdo con expertos, los tapetes desinfectantes que se pusieron de “moda” no sirven para combatir al virus, ya que es una infección respiratoria y los pies no implican un riesgo.
“La verdad es que los virus no vienen en los zapatos, ellos están flotando en el aire. Y si llega a quedarse en el zapato, ellos no suben”, explicó a CNN la viróloga María Fernanda Gutiérrez, de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.
En algunas partes del mundo, autoridades lavaban llantas y desinfectaban carros en la calle, acciones que resultaban “absurdas”, debido a que la enfermedad es transmitida por personas y no por los objetos.
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Incluso, rociar desinfectante a las personas es una muy mala idea, apuntó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un aviso actualizado sobre el control de infecciones.
“La pulverización de desinfectantes puede ocasionar riesgos para los ojos, irritación respiratoria o de la piel y los efectos para la salud resultantes”, explicó el organismo.
Al comienzo de la pandemia, se informaba que el coronavirus podía sobrevivir en superficies hasta por tres días. Por lo que miles de personas limpiaban compulsivamente bolsas del supermercado, envases y alimentos.
En agosto del año pasado, la OMS aclaró que no hay “casos confirmados de COVID-19 transmitidos por alimentos o envases de alimentos”.
Tomar la temperatura es una de las acciones más usadas en establecimientos, pero es importante considerar que la mayoría de los asintomáticos no presentan fiebre.
En internet se ha ofertado el dióxido de cloro como solución milagrosa; sin embargo, esto no es así; el también conocido CDS, puede llevar a que los síntomas de COVID-19 se agraven y a la muerte.
Por SAYURI LÓPEZ ZAMORA.
rcb