Estados Unidos llegó a 2021 en medio de una división política tan profunda que, a consecuencia de la polémica alrededor de las elecciones del 3 de noviembre, volvió a hablarse de secesión, incluso más que en cualquier momento a lo largo del siglo pasado.
La polarización política no es nueva en EU; la existencia de movimientos secesionistas es parte de su historia y su sociedad, pero las divergencias no habían sido tan visibles.
78 por ciento de los republicanos piensa que las elecciones fueron ilegítimas, aunque la mayoría de los estadounidenses cree lo contrario, indicó el diario USA Today.
De acuerdo con la empresa Rasmussen, 24 por ciento de los votantes de Trump considera que los demócratas son sus principales enemigos, y 22 por ciento de los que sufragaron por Joe Biden cree eso de los republicanos.
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Las denuncias de Trump de presuntas trampas en las elecciones no tuvieron éxito judicial, pero contribuyeron al clima de desconfianza.
"Quizás los estados respetuosos de la ley deberían unirse y formar una Unión de estados que respeten la Constitución", declaró el presidente del Partido Republicano de Texas, Allen West.
Las amenazas de secesión son tan viejas como la Independencia de EU, y la única vez que tuvieron alguna posibilidad de éxito se resolvieron en la Guerra Civil de 1861-65.
Hay quienes sueñan con una república de "Cascadia", en la región noroeste, o los nacionalistas blancos, afroamericanos, indígenas y mexico-estadounidenses. Están los tejanos que quieren recuperar su república y los californianos que reemplazarían su estado con seis nuevos.
A principios de la década de 1990, el diplomático e historiador George F. Kennan propuso una solución para lo que consideró como el "gigantismo" del gobierno federal y las luchas políticas entre estados dividiendo el país en "una docena de repúblicas constituyentes".
Por José Carreño Figueras