Con la llegada de las vacunas contra Covid-19, el mundo entra a una fase de la pandemia de la que depende buena parte de lo que suceda en los próximos años con el virus.
La mayoría de expertos piensa que el SARS-CoV-2 no desaparecerá nunca, pero esto no tiene por qué ser algo malo. Cuando la mayoría de la población esté vacunada, el patógeno comenzará a atenuarse y producirá una infección asintomática para los adultos. Para los niños será sólo un leve catarro.
“Nuestro modelo sugiere que esta transformación tardará entre uno y 10 años”, explicó Jennie Lavine, investigadora de la Universidad Emory de Estados Unidos y líder del equipo que hizo el estudio.
El plazo exacto dependerá de lo rápido que se propague el virus y de la velocidad de vacunación. Además, aseguró que también influye un factor más complejo,hablamos de cuánto tiempo de inmunidad existe después de haberse infectado o haber recibido la vacuna.
La enfermedad nuca desaparecerá
Este proceso definirá el paso de un virus pandémico a otro endémico, es decir, que siempre estará presente y podrá causar brotes, pero sin la letalidad que lo hizo en el 2020.
Está por ver si las inyecciones también evitan la transmisión del virus, algo menos probable. Pero partiendo de esto, los niños recién nacidos son los únicos que estarán vulnerables, pero en ellos sólo se producirían síntomas leves parecidos a un resfriado.
La aparición de variantes más contagiosas, como la del Reino Unido, puede mejorar las cosas, según Lavine. Una variante que se extienda más rápido pero no sea más letal bajará la mortalidad. Además reforzaría la inmunidad de la gente, pues un infección asintomática fortalecería las defensas. Y lo más importante es que mantendría a nuestro sistema inmune actualizado ante las variantes del virus.
