BEIJING. Mientras varios países estudian cómo reactivar sus economías paralizadas por el virus, las primeras experiencias en China y partes de Europa indican que no será tarea fácil.
Los trabajadores que vuelven a sus labores tienen miedo de gastar demasiado o de salir. Los clientes se mantienen alejados de las pocas tiendas que reabren. Las mascarillas y las medidas de distanciamiento social siguen presentes. Y hay temor generalizado a que el coronavirus pueda volver si las cuarentenas que pretenden frenarlo se suavizan demasiado pronto.
Aun así, los gobiernos están ansiosos por reabrir fábricas, escuelas y comercios, y reparar el daño económico de la pandemia.
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Algunas ciudades chinas intentaron tranquilizar a los consumidores mostrando imágenes de autoridades locales comiendo en restaurantes.
En Estados Unidos, tras el cierre de muchas fábricas, la producción industrial se encogió en marzo y registró su mayor declive desde la desmovilización del país en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial. Las ventas minoristas cayeron en un 8.7% sin precedentes.
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En Singapur, un segundo brote se disparó en más de mil 100 casos desde el lunes; se trata de trabajadores de países asiáticos pobres, que viven en hacinado.
Por AP
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