BEIJING. Tras haber controlado la pandemia, China prohibió la entrada de extranjeros en su territorio por temor a los "casos importados".
La capital dio un paso más con una cuarentena obligatoria de 14 días para la gente que llega de otras partes del país, incluso si han dando negativo en los tests.
Una medida estricta que no aplican otras ciudades. Puesto que Beijing es considerada como el centro del poder.
Ante estas normas, todos los clientes de los hoteles tienen que haber dado negativo en los siete días previos a su estancia.
"Reforzar el control de la gente que vuelve a Beijing se ha convertido en la prioridad más apremiante, si no es imposible crear las condiciones adecuadas para que empiecen las dos sesiones", según Ma Liang, un profesor de la Escuela de Administración y Políticas Públicas de la universidad de Renmin.
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Sin embargo, estas medidas han traído también consecuencias para las personas que vienen de otras partes del país, por ejemplo, Chen Na, una cuidadora de la provincia de Anhui que se quedó sin trabajo porque su zona de origen está clasificada como de "alto riesgo".
"Cuando ven de donde vengo, se detiene la conversación. Ni siquiera puedo acceder a una entrevista. Desde febrero estoy sin trabajo", explicó.
Pero los que peor lo pasan son los que llegan desde Wuhan, epicentro de la pandemia.
INICIAN PRUEBAS DE VACUNAS
China anunció ayer que fueron aprobados ensayos en humanos de dos vacunas experimentales para combatir el coronavirus.
Se trata de dos vacunas inactivadas, es decir, consistentes en microorganismos que se han matado a través de procesos físicos o químicos.
Por AFP
lctl