La crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus ha dejado al descubierto el deterioro en la asistencia a los ancianos; sin embargo, este sector de la población ha demostrado ser más solidario, aportando su ayuda de acuerdo a sus posibilidades.Telma Bordonde, una argentina de 96 años, decidió aportar su granito de arena con la confección de cubrebocas, para luego donarlos al hospital de su pueblo.A pesar de sufrir cataratas que entorpecen su vista, Telma mantiene la misma agilidad en los dedos que cuando tejía en su juventud.
“Somos un grupo de vecinas las que los hacemos y después se los damos al hospital de nuestra zona. Apenas un granito de arena comparado con lo que hacen otros”, explicó Roxana Grimaldi, quien vive con Telma.
Un caso similar sucedió en Ohio, Estados Unidos, donde Marilyn Elliott , de 93 años, su hija y su nieta, pasaron horas perfeccionando una plantilla para cubrebocas hechas a mano y luego diseñándolas para las profesionales de la salud, informó el diario The Columbus Dispatch.

La operación de caridad de la familia de Elliott es sólo una de cientos en todo el país ante la escasez de suministros.
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Las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU establecen que cuando no hay máscaras faciales disponibles, los proveedores de atención médica "podrían usar máscaras caseras (por ejemplo, pañuelo o bufanda) para el cuidado de pacientes con COVID-19 como último recurso".
La fabricación de mascarillas no es la única forma en la que los ancianos están contribuyendo: Salbha Uskar, de 82 años, originaria de Vidhisha, India, decidió donar parte de su pensión para financiar los esfuerzos del gobierno estatal para combatir al COVID-19.
"Después de ver la situación actual, decidí extender mi ayuda. Instó a las personas a honrar el bloqueo y seguir las órdenes del gobierno", dijo Uskar en un video compartido en la cuenta de Twitter del ministro principal de Madhya Pradesh, Shivraj Singh Chouhan.
En Heilongjiang, China, una mujer de 80 años optó por donar sus ahorros para ayudar a superar la crisis. Xinhua News compartió un video del momento en que la mujer dona 50 mil yuanes (más de 150 mil pesos) a oficiales de policía. Sin embargo, éstos no aceptaron.
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En Bélgica, el gesto que conmocionó al mundo fue la historia de Suzanne Hoylaerts, una anciana de 90 años que fue diagnosticada con COVID-19, ella rechazó usar un respirador artificial para iniciar su tratamiento y pidió que fuera utilizado para los pacientes más jóvenes. “No quiero usar la respiración artificial. Déjenla para los pacientes más jóvenes. Ya he tenido una buena vida", declaró la mujer antes de morir.
Los médicos consultaron la petición de la anciana y la aceptaron, Suzanne empeoró en los días posteriores a su diagnóstico y falleció el pasado 22 de marzo, dos días después de haber ingresado al hospital, reportó el diario peruano El Comercio.
Por Sayuri López
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