Los republicanos están tan desalentados que muchos creen que la derrota en las elecciones del 3 de noviembre es un hecho, y sólo falta determinar el tamaño del golpe.
"Es un hecho", dijo Ed Rollins, un veterano activista republicano que fue consejero de campaña y político para los candidatos y luego presidentes Ronald Reagan y George H.W. Bush.
Las encuestas nacionales señalan una consistente ventaja de alrededor de 10 por ciento para el demócrata Joe Biden y números más pequeños, pero siempre en cabeza en los llamados "estados bisagra". Y de hecho, los problemas se encuentran en otros que los republicanos consideran como normalmente seguros, como Florida y Ohio.
"A Trump también le va mal en otros estados clave que ganó en 2016, incluidos Arizona y Iowa, mientras que la bien financiada campaña de Biden invierte recursos en un territorio que alguna vez fue confiablemente republicano como Texas", consignó The Wall Street Journal.
Los republicanos lamentan los "pasos en falso" del mandatario, incluido el desempeño errático en el primer y hasta ahora único debate presidencial, su incapacidad para protegerse a sí mismo y a sus allegados del coronavirus y su incapacidad para impulsar un mensaje convincente.
El Presidente ha perdido sectores importantes de su coalición de 2016 (suburbanos, votantes mayores, mujeres blancas) y no ha podido atraerlos de regreso con advertencias sobre protestas violentas, anarquía y socialismo. Según reportes de CNN, algunos militantes republicanos afirman que Trump "no ha dado una razón para ser reelecto".
El principal indicador de los problemas republicanos es el dinero. Los demócratas han recaudado y reciben aún considerables cantidades de pequeños donativos individuales.
Según los especialistas John McHenry y Maggie Omero, y medios como The New York Times, los demócratas parecen en buena posición para conquistar la mayoría en el Senado y aumentar su ventaja en la Cámara baja.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS