El Papa Francisco celebró esta mañana la Solemnidad de la Epifanía del Señor, basando su homilía en el significado de la adoración.
“La adoración es un gesto de amor que cambia la vida. Es actuar como los Magos: es traer oro al Señor, para decirle que nada es más precioso que él; es ofrecerle incienso, para decirle que sólo con él puede elevarse nuestra vida; es presentarle mirra, con la que se ungían los cuerpos heridos y destrozados, para pedirle a Jesús que socorra a nuestro prójimo que está marginado y sufriendo, porque allí está él”.
La misa se llevó a cabo en la Basílica de San Pedro, Francisco explicó que al saber adorar, se aprende a rechazar lo que no se debe ser adorado, como él lo llamó, el dios del dinero, del consumo, del placer, del éxito, del yo erigido en dios.
“Adorar es hacerse pequen?o en presencia del Alti?simo, descubrir ante E?l que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar”.
Muchas veces se han cambiado los intereses del Evangelio
El Santo Padre, añadió que muchas veces se han cambiado los intereses del Evangelio, por los propios, “cuántas veces hemos cubierto de religiosidad lo que era cómodo para nosotros, cuántas veces hemos confundido el poder según Dios, que es servir a los demás, con el poder según el mundo, que es servirse a sí mismo”.
El Papa Francisco definió que la adoración es un redescubrirse frente al misterio del amor que supera toda distancia, encontrando a Dios, aproximándose con valentía a los demás.
“Adorar es guardar silencio ante la Palabra divina, para aprender a decir palabras que no duelen, sino que consuelan”
“El hombre, cuando no adora a Dios, esta? orientado a adorar su yo”.
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Por Pablo Esparza
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