Tras un breve periodo como el primer huracán de la temporada, Barry tocó tierra ayer en la costa de Luisiana y se debilitó hasta regresar a la clasificación de tormenta tropical, mientras se movía lentamente hacia Nueva Orleans.
Su pasaje ha provocado de todos modos un impacto significativo, con miles de evacuados, vuelos cancelados y una alerta general que aún no cesa ante la posibilidad de más inundaciones por las fuertes lluvias. Además, autoridades advirtieron de tornados en la zona afectada.
La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, pidió durante una conferencia de prensa a los habitantes y turistas que se "mantengan atentos". "No hemos salido aún", dijo.
Por otra parte, el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, también pidió mantenerse en alerta a todos los residentes del estado, entre los que se cuentan unos 100 mil sin electricidad.
"Quiero advertirle a todo el mundo que esto es sólo el comienzo", dijo .
Barry pondrá a prueba las obras de prevención de inundaciones que se realizaron en la zona después de que el huracán Katrina devastara Nueva Orleans hace 14 años.
Las autoridades de Morgan City, al oeste de Nueva Orleans, ordenaron un toque de queda hasta las 6 de la mañana, pues se esperaba que el vórtice toque tierra allí o en los alrededores.
Por AFP y AP