Los niños migrantes viven una "barbarie nunca antes vista" en Estados Unidos por la política "deliberada" de Donald Trump para disuadir la inmigración de centroamericanos, denunció ayer José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW).
Vivanco consideró que los funcionarios estadounidenses deben "rendir cuentas" por las condiciones de los centros de detención para los menores de edad centroamericanos y por dividir familias al "arrancar" a los niños de los brazos de sus padres indocumentados.
"La situación de los niños que están en detención en Estados Unidos es una situación que fácilmente se puede caracterizar como cruel, como inhumana, como indigna, como violatoria de los estándares nacionales e internacionales", manifestó.
El abogado chileno expuso que HRW ha documentado casos de separación forzada de familias, de "muchos niños que aún están separados" de sus padres y de centroamericanos a los que deportan sin informarles dónde están sus hijos.
Al argumentar que Trump está implementando estas medidas para apelar a su base de simpatizantes y ganar la reelección en 2020, calificó estas políticas de ser "una vulgaridad extrema".
"No solo por lo grotesco, sino también porque representa un quiebre fundamental con principios básicos de convivencia y que están fundados en el oportunismo electoral, donde lo que en el fondo se encierra es una concepción racista", opinó.
El representante de HRW tachó de "absurda" e "insólita" la decisión de Washington de cortar los fondos para el desarrollo de Guatemala, Honduras y El Salvador, pues eso "exacerbará" el problema.
Vivanco aseveró que América Latina tiene una crisis de refugiados "sin precedentes", originada por la emergencia humanitaria en Venezuela y exacerbada por el incremento de emigración de Centroamérica y la crisis política de Nicaragua.