Al parecer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no consigue pasar una semana sin hacer algún tipo de declaración o anuncio que provoque controversia. El más reciente sucedió el miércoles, cuando manifestó su oposición a que personas transgénero prestaran servicio en las Fuerzas Armadas de su país.
Su argumento fue el presunto elevado costo que representaría para las fuerzas de seguridad estadounidenses. “Nuestro ejército debe estar enfocado en la victoria decisiva y arrolladora y no se le puede imponer una carga con los tremendos costos médicos y alteraciones que implicarían los transgénero”, dijo el mandatario.
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Pues a raíz de la desafortunada declaración, medios estadounidenses recuperaron un dato publicado por The Washington Post en el que aseguran que el Pentágono desembolsa cinco veces más en consumo de Viagra que lo que el Estado invertiría en la salud de todas las personas transgénero que ingresaran al ejército.
41.6 millones de dólares ya se gastan en la icónica píldora azul contra un estimado de entre 2.4 y 8.4 millones para solventar los medicamentos que requerían personas transgénero reclutadas por las Fuerzas Armadas. La imagen se torna más reveladora si se considera que, según datos de la Agencia de Salud de Defensa (DHA, por su sigla en inglés) el ejército desembolsa 84.2 mdd en tratamientos contra la disfunción eréctil.
Los datos que retoma The Washington Post surgen de dos estudios realizados por la Rand Corp y comisionado por el Departamento de Defensa en 2016; otro realizado por el Military Times en 2014.
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¿Por qué el ejército de Estados Unidos invierte tales cantidades en tratamientos para disfunción eréctil y Viagra? Según informes oficiales, la DHA solventa los medicamentos para sus militares, principalmente los retirados y de mayor edad. Se estima que menos del 10% de las recetas fueron para militares en servicio.
Las solicitudes para los tratamientos han aumentado a raíz de las movilizaciones en Afganistán e Irak provocadas por los ataques del 9 de septiembre de 2001 en Nueva York.
Según un estudio publicado en 2014 por la Subdivisión de Vigilancia de la Salud de las Fuerzas Armadas (AFHSB, por sus siglas en inglés), entre los años 2004 y 2013 se diagnosticaron más de 100,000 casos de disfunción eréctil entre el personal activo. El mismo documento establece razones psicológicas, en particular el estrés postraumático provocado por participar en conflictos armados.
Por Redacción El Heraldo