“Bowl Bar surge de un viaje familiar, en el que probamos el bowl de açaí. A nuestro regreso decidimos crear la empresa, porque nos encantó”, comentaron Nina Bissu y su hijo Alberto Mussali, fundadores de la firma.
Comenzaron a vender sus creaciones entre amigos, y poco a poco se convirtió en un negocio familiar. La firma es la primera en el país que ofrece bowls congelados.
Esto surgió a raíz de que Nina descubriera que, al congelarlos, duraban más
y su sabor permanecía agradable. Parte de su éxito se basa en el uso de ingredientes completamente naturales, sin endulzantes, veganos y libres de gluten.
Alberto, quien es ingeniero químico de profesión, se encarga de calcular la composición química y calórica del producto, así como su contenido de anitoxidantes.
La oferta de Bowl Bar se complementa con Chia Jars, pudines de chía con leche de coco, endulzados con miel de agave, disponibles en tres versiones: matcha, cocoa con crema de cacahuate y coco natural.
POR CRISTINA MIERES Y RAFAELA KASSIAN
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