GASTRONOMÍA MEXICANA

Jericalla y el mestizaje accidental en un postre, ¿lo conoces?

La jericalla es un postre nacional, muy delicioso y cuenta con una larga tradición de la gastronomía mexicana

ESTILO DE VIDA

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El delicioso postre se originó en Guadalajara. Foto: EspecialCréditos: Especial

La jericalla, es ese delicioso postre por excelencia que parece natilla europea; tiene su origen en la época colonial y por años ha llenado de tradición y sabor a diversos restaurantes que hasta el día de hoy siguen ofreciendo este exquisito postre.

En realidad, no se tiene noción de una fecha exacta en la que la jericalla comenzó a formar parte de la tradición mexicana, sin embargo, su receta es producto del mestizaje culinario entre el viejo y nuevo mundo, pues mezcla ingredientes que son de origen europeo, pero también mexicanos, como la leche, el azúcar, la canela, huevo y vainilla.

Se dice que su elaboración inició en los conventos de la Perla Tapatía, donde las monjas planearon un postre para los niños huérfanos que cuidaban en el Hospicio Cabañas (nombrado en 1997 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad). Al hornear los ingredientes, permitieron una capa dorada que ha caracterizado a este nutritivo y también llamativo postre; al probarlo, las monjas se dieron cuenta de que el sabor era muy similar a la natilla española, pero tenía una consistencia más ligera.  

La monja Jenara realizó el postre a base de huevo, leche y azúcar y le agregaron un toque de canela y vainilla. De esta manera, la receta y su popularidad se esparcieron por las colonias de Guadalajara y otras entidades, hasta convertirse en un postre tradicional del sitio.

Actualmente se le reconoce a la jericalla como un postre de origen mexicano. Su sabor delicioso y su fácil elaboración le han posicionado como uno de los favoritos en los restaurantes y hogares mexicanos.

Si quieres saber cómo puedes preparar este exquisito postre, a continuación, te dejamos la receta.

RECETA

Ingredientes

Un litro de leche, 6 yemas más 2 huevos enteros, una varita de canela de buena calidad, (Sugiero la de Ceilán), o media vaina de vainilla y una taza de azúcar blanca.

Procedimiento

Precalentamos el horno a 200°C. Ponemos la charola en la mesa y sobre esta, acomodamos 6-8 tacitas refractarias. Ponemos la leche al fuego con el azúcar al gusto, y cuando empiece a hervir, apagamos y agregamos la canela. Tapamos y dejamos que fusione una hora aproximadamente.

Por otro lado, se baten las yemas con el azúcar y al final se combina con la leche infusionada, para luego colar y hornear a baño María. Al final, en la superficie casi siempre queda una costra dorada y un poco quemada. La textura se parece al flan, pero es mucho más ligera y untuosa. Al servir este platillo, se presenta en el mismo recipiente en el que se hornea, para respetar y mostrar la costra, que tiene una consistencia más sólida y añade profundidad al sabor con ese toque de leche quemada.

 

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