Un gatillazo es una forma coloquial de llamar a la disfunción eréctil esporádica y puntual que puede tener un varón sin antecedentes, mayormente entre los 40 y los 70 años, aunque también puede pasarle a uno que otro joven. Y en realidad no presenta ningún riesgo o es algún síntoma de que algo no anda bien.
Aunque se trata de algo sumamente incómodo, no hay que maximizar el pequeño momento, sino más bien, restarle importancia, para que el involucrado, se relaje y pueda regresar a la acción. No hay por qué apresurarse, sólo hay que entender, que esto sólo es el resultado de la presión excesiva, angustia por el desempeño, el estrés. Es un mal rato, que se cura con relajación.
Sin embargo, de acuerdo con algunos expertos, "Las causas de la disfunción eréctil pueden ser vasculares, neurológicas, anatómicas, hormonales o farmacológicas", aseguró Alberto Pérez-Lanzac, urólogo de la Ruber Internacional de Madrid en una entrevista para medios especializados.
Es un problema bastante común y el 50% de los hombres está propenso a padecerlo al menos una vez en su vida, pues es algo transitorio que no pasa de manera recurrente.
¿Qué hacer si esto ocurre?
- Quitarle toda la atención del mundo.
- Detente un momento y cálmate.
- Siéntate frente a tu pareja y respiren juntos.
- El que esté más calmado, guiará la respiración del otro.
- La pareja de quien sufrió el gatillazo deberá sentarse de frente y tomarlo de la nuca, mientras acaricia la espalda.
- Cuando ambos se sientan cómodos otra vez, vuelvan a jugar.
Recuerda no bajar la mirada para ver cómo va todo, porque eso sólo trae más presión. Relajación y paciencia son la clave. También puedes ayudarte con besos y masaje para subirle el tono al rato y olvidar las preocupaciones que te hicieron sentir muy mal.