Desde muy pequeño, Javier Anitúa estuvo en constante contacto con el mundo de la arquitectura, gracias a su papá, quien se dedicaba a la ingeniería y quien le inculcó la pasión por este arte: “Siempre lo acompañaba y veía sus proyectos. Me los explicaba y me enseñaba cómo dar un valor agregado en ellos; cada vez me iba interesando más todo el ámbito de la construcción", recordó el arquitecto del hombre con el que hizo su primer proyecto al integrarse a su empresa y quien lo impulsó a crear su propia firma, JRA Arquitectura+Interiorismo: “Desde entonces, no imagino mi vida sin crear arquitectura”.
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El análisis a fondo de cada proyecto, la limpieza de los elementos arquitectónicos y el uso de materiales naturales son algunos de los factores que distinguen la obra del arquitecto, en la que busca lograr un equilibrio entre forma y función: “Es ahí donde se crea la armonía, prestando siempre atención a los detalles porque son éstos los que se ven reflejados en el producto final y enriquecen al proyecto”.
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A lo largo de su carrera dentro del mundo de la arquitectura, Javier se ha enfrentado a diferentes obstáculos, siendo los principales la innovación y la frescura de los proyectos que el propio tiempo y avance tecnológico exigen: “El mayor reto que he tenido como arquitecto es lograr ofrecer productos que superen las expectativas de calidad, que se mantengan vigentes, evitando la obsolescencia e innovando en diseño, implementando siempre nuevas tecnologías y un eficiente sistema constructivo, considerando la sustentabilidad no como un extra, sino como una necesidad inherente y que, a pesar de estos beneficios, sigan estando al alcance de la gente”.
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POR DANIELA ZAMBRANO
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