Di Vagando: ¿Qué piensa el adolescente?

Una de las características principales de la transición hacia la vida de la adulta, que llamamos adolescencia es la de empezar a pensar en el futuro. Es pensamiento infantil se centra en el presente. El niño no conceptualiza el futuro como puede hacerlo el joven: ya es capaz de darse cuenta de las posibilidades en su futuro, de que sus actos van a tener consecuencias a largo plazo y de que existen contingencias que no podrá controlar. Otra característica del pensamiento adolescente es la elaboración de teorías sobre lo que es la realidad, además, se empieza  a interesar en ideas, ideales e ideologías que tienen entre otras funciones la de elevarse por encima de las exigencias de su cuerpo cambiante. Desde luego, el adolescente tiene tensiones sexuales que pueden ser amenazantes, desconcertantes.   El joven va a comenzar a cuestionar las creencias y las ideas de sus padres. Se va a preguntar si son congruentes entre lo que dicen, lo que le han predicado y lo que hacen. Va a comenzar a situarse en el mundo: intenta comprender quien es, quienes son en realidad sus padres y quien es su familia. A que grupo social pertenecen y como piensan los de el grupo en el que se desarrolla. ¡Son muchas las cosas en las que pensar! Naturalmente, surgen temores, angustias, enojos ante las incongruencias de los adultos cercanos y lejanos. Preocupación por su lugar en el mundo. ¿Lograré tener una profesión? ¿Tendré un trabajo? ¿Conquistaré a una pareja? ¿Quiénes son mis amigos en verdad? ¿Soy guapo? ¿Soy bonita? ¿Porqué hay tanto sufrimiento en el mundo? ¿Quienes son en realidad mis padres? ¿Porque hacen lo que hacen?Estas y otras muchas preguntas surgen a cada instante como no ocurría en la infancia. La adolescencia es un despertar existencial precisamente por este modo de pensar que, a veces, resulta avasallador.   Comprender esto y recordar nuestra propia adolescencia puede ser de gran ayuda para no juzgarlos superficialmente, para escucharlos y sobre todo para generar espacios de discusión y de pensamiento. Esos espacios en los que los padres y otros adultos cercanos al adolescente podemos y debemos escuchar sus inquietudes y lejos de dar sermones o criticar en automático sus ideas podemos ofrecerles ideas de diferentes pensadores, acercarlos a la filosofía, al arte, a la cultura, de modo tal que puedan conocer lo que otros han pensado, las respuestas que otros han tenido a sus preguntas, las ideas y sus consecuencias. La experiencia de escuchar a un adolescente, escucharlo realmente puede ser sorprendente y además muy conmovedora.   Doctora Rocío Arocha  
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