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Ella hizo el cuadro de los De la Mora

ESTILO DE VIDA

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Desde el primer capítulo de la serie La casa de las flores, se muestra una pintura en la que están retratados los personajes principales, la familia De la Mora; obra que sirvió para crear la cortinilla de entrada de la producción que dirige Manolo Caro. La responsable de esta pieza es la artista regiomontana, Roberta Lobeira, quien cuenta cómo surgió la idea de realizar el famoso "Retrato de una familia normal", en donde pintó a Verónica Castro, Cecilia Suárez, Darío Yazbek, Arturo Ríos y Aislinn Derbez. EL PRINCIPIO “Necesito una pintura de la familia De la Mora, ¿te la quieres aventar?, lo quiero para ayer”, le dijo Manolo Caro a su íntima amiga y pintora Roberta Lobeira. La artista no lo dudó ni un segundo en aceptar, ya que para ella fue un honor que Rafa Ley y Caro la consideran para este proyecto de Netflix. Ya listo el cuadro, a Manolo se le ocurrió poner en la introducción de su serie a la obra cobrando vida. “Cuando vi eso, ahí si me morí de la emoción. SOBRE EL PROCESO Roberta es gran admitadora del trabajo de su íntimo amigo, Manolo Caro, además de que le encantan sus ocurrencias y su manera de contar historias y la creatividad en cada uno de sus proyectos. Hace algunos años cuando Manolo hizo la película de No se si cortarme las venas o dejármelas largas, le pidió un cuadro prestado para el set de uno de los departamentos que salían en el filme. Cuando Lobeira lo vio en el cine, le dio muchísima emoción, por lo que en esta ocasión el "si" para participar en La casa de las flores, fue inmediato. Antes de empezar a pintar, le enviaron los perfiles de los personajes y la sinopsis de la serie. Estudió cada uno de ellos para inspirarse y retratarlos como es su estilo, con esos elemento que utiliza en cada uno de sus cuadros, como son las flores y los animales. La obra no es un retrato como tal sino que es la manera en que Roberta interpretó la personalidad y la vida de Virginia, Ernesto, Julián, Elena y Paulina de la Mora. Todo lo que pinta Lobeira tiene un concepto de fantasía, por lo que la perfección de la familia De la Mora, encajaba perfecto en esta fantasía, ya que no existe tal. LA CUCHARA DE MANOLO Aunque nunca deja que nadie "meta su cuchara" en sus obras, este caso fue una excepción para Roberta, ya que confiaba en los consejos de Manolo y le enviaba borradores para que él dijera qué le gustaba y qué no. Ella estaba nerviosa por el poco tiempo que tenía para finalizar el cuadro. Normalmente la pintora tarda un mes, pero este lo tenía que tener en tres semanas. Terminado, seco y colgado en la Ciudad de México. Es de los más grandes cuadros que la artista ha pintado, ya que consta de tres metros de largo y dos de ancho. Desde las 7am hasta las 11pm estaba trabajándolo. SU ESTILO Surrealista o mejor conocido como realismo mágico es el estilo de la regiomontana, quien en cada una de sus creaciones intenta mostrar mundos surreales, personajes fantásticos que están entre lo real y lo irreal. Deja lo ordinario a un lado. “Hay un punto en la vida en la que perdemos la imaginación, el asombro y la curiosidad. Cuando ya no puedes imaginar cosas. Eso es la adultez. Me gusta pensar que todavía puedo imaginar eso”, dijo la artista. Toda su vida ha adornado con flores, pétalos y animales cada una de sus creaciones, ya que es amante de las texturas. LA INTERPRETACIÓN DE LA OBRA La autora asegura que se trata de una familia normal e imperfecta, como todas las que imperan en la sociedad mexicana. "Creo que si la explico paso a paso sería muy aburrido, pero si la ves a detalle, puedes entender perfecto a cada personaje. El cuadro está lleno de simbolismos. Me gusta la delicadeza de las flores. Todos están de negro, menos Virginia". ¿A qué actores conociste? A Cecilia Suárez la conozco de toda la vida. Es lo máximo como persona y como actriz no hay más. A Juan Pablo Medina y a Darío Yazbek también. A los demás no los conocí, pero tengo entendido que sí les gustó como los pinté. ¿A qué actor te costó trabajo pintar? A Darío. Lo quería pintar en blanco y negro y que se viera guapo, pero tapándole la mitad de la cara. Y en cada una de las fotos que me mandaban de él, tenía una expresión diferente, por lo que estuvo muy difícil. La Vero también se me complicó, quería que quedara contenta con el resultado y que se viera espectacular. SOBRE ROBERTA Estudió la carrera de artes en la Universidad de Monterrey, donde pudo absorber conocimientos relacionados con la museografía y la historia del arte. Antonio Bustamante, fue el artista que la enseñó a pintar. Ella es regiomontana de nacimiento, pero se fue a París para continúar con sus estudios sobre arte con el artista chino Oli Nicol. Ya en Nueva York, entró a la School of Visual Arts y a la New York Academy of Arts, donde adquirió técnicas y conocimientos sobre perspectiva y anatomía. A pesar de que nadie de su familia se dedica al arte, Roberta comenzó desde que tenía cinco años en este campo. “Desde chiquita quería ser caricaturista y mi sueño era trabajar en Disney, creando personajes de caricatura. Después, me incliné por los retratos y finalmente me enamoré del surrealismo. Me parece fascinante”, comentó. La fan número uno de sus obras siempre fue su mamá. “Me hacía sentir que era la mejor pintora del mundo desde que era una niña. Hasta los cuadros más horrorosos que producía, ella los colgaba por toda la casa y los enmarcaba. A veces se los cobraba”, recordó entre risas.
  • 3 Metros de alto por dos de ancho mide la obra.
  • 3 Semanas fue lo que tardaron en hacerlo.
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