La Bruja de Texcoco explicó que un día que llegó a esta zona del Estado de México se cruzó con un curandero que la reconoció como mujer y además le dijo que era una bruja. La experiencia, comentó, fue hermosa, debido a que la fue la primera vez que se dirigieron a ella com mujer sin una forma despectiva.
En esa reunión, comentó, una chica se sintió mal, por lo que decidió sacar un violín para tocar “Pescador de hombres”.
Tras eso, abandonó el papel de Octavio Mendoza y que le habían dado para elegir el suyo y comenzó a apoderarse de su cuerpo y desarrollarse como lo hacía sentirse mejor.
Destacó que nunca se sintió atrapada en el cuerpo de hombre, pero que gracias a la Bruja de Texcoco ha logrado se percibe como a ella le agrada.
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“A mí me dijeron que era niño, entonces me refiero a mí como niño”.
La deja ser libre
Asegura que la Bruja le permite estar con sus amigos, expresarse como desea y además hacer de su imagen lo que la hace feliz. Mencionó a las mudes como una parte de la tradición mexicana que habla sobre las masculinidades expresadas de manera diferente.
Agregó que el vestuario de mujer es complicado, debido a las miradas inquisitivas de las personas que juzgan por verla con su barba y el atuendo de mujer.
Antes de ser la Bruja, contó que fue maestro de Física, y, en entrevista con Adela Micha aseguró que prefiere que la gente se refiera a ella como la vean vestida.
“Yo fui maestro, yo fui niño también. No puedo negarme a mi historia”.
Dio a conocer que está preparando su segundo disco, que acaba de lanzar su más reciente sencillo. Además de esto, explicó que su postura es seguir creando desde una perspectiva no binaria.
GDM