En 1986, Jorge Antonio Daffunchio fue seleccionado por el mismo Gustavo Cerati como la persona que envió la mejor letra musical para competir en un concurso organizado por el programa de radio "El Submarino Amarillo"; sin embargo, Soda Stereo decidió salirse del concurso por no poder encontrar la forma de otorgarle una melodía al tema en cuestión.
De esta manera, "Cine Negro", la canción creada por el artista también conocido como Daffi, quedó relegada en la historia. Esto no detuvo al autor, quien después de varias semanas pudo localizar a Cerati. Su intención era mostrarle los dibujos que había hecho por si gustaba incluirlos en la portada de algún disco y las letras que durante varios días se dedicó a escribir.
Gracias a un amigo que ayudó al grupo con el videoclip de "Cuando pase el temblor", Daffunchio logró hacer llegar una carpeta con sus creaciones a Gustavo, tras lo cual el vocal le llamó para invitarlo a su departamento a fin de platicar.
“Me sentía exultante estar en el reducto de estrella de rock. Que él me hubiera llamado, particularmente para sentirse en el aire”.
Un objeto de colección
En el lugar, el músico le dijo a Jorge que estaba atascado con la composición del nuevo disco de la banda. Le mostró una serie de títulos que tenía planificados para la producción y le dio un cassette con algunas bases musicales que el artista aún tiene en su poder.
En esa charla, el intérprete de "Crimen" le dijo el ya célebre "escribí lo que quieras" que tanto ha contado en entrevistas. De su visita recuerda que lo único que le sorprendió fueron dos cosas: que el departamento era modesto como para una estrella de rock y que el cabello que más largo le bajaba por la nuca era una extensión.
Lo que no había mostrado hasta este momento, asegura Daffunchio, en entrevista para El Heraldo de México, son dos de las ocho letras que escribió como propuesta para su paisano.
Se trata de una versión de "Signos" que dista de la presentada por Soda Stereo en 1986, la cual, asegura, contiene elementos que influenciaron futuras canciones del conjunto argentino y una creación más que lleva por nombre "Fuera de Foco".
La primera habla de situaciones en las que personas comunes y corrientes usan signos para comunicarse y hacerse entender ante los otros, sin importar su profesión. La segunda parece más una letra de desencuentros amorosos entre una pareja, tema que abordó en varias ocasiones la agrupación sudamericana.
Persiana Americana
Sobre "Persiana Americana", el autor destaca que su primer borrador incluía la historia de un detective que se quedaba esperando a alguien que posiblemente no llegaría.
Influenciada por las películas de cine policiaco, la letra de esta melodía fue concebida bajo un lenguaje visual que a Jorge parecía el idóneo para construir una historia. La primera versión fue del agrado de Gustavo, aunque pidió que se hiciera una ligera modificación.
"Me interesa esta letra, pero quiero que sea más romántica".
De acuerdo con el coescritor, su segundo texto tiene más o menos el mismo contexto que recibió al final la canción por parte de la banda.
"Creo que si bien era una cosa inesperada, se tuvo que dar en el momento que se dio. En ese momento, nunca se me ocurría escribir otra cosa que no fuera lo que se veía que era lo visual".
Jorge reconoce que durante años no fue reconocido por escribir esta canción, pese a que recibió las regalías y su nombre aparece impreso en el disco, pero que cuando se dio a conocer esta información cada vez fueron más los que lo han buscado para hablar de ella.
Actualmente agradece ser parte de la historia del rock latinoamericano y asegura nunca haberse sentido fastidiado de haberla escuchado en algún bar o trayecto a casa. Actualmente sigue su camino de "maldito artista".
Aún guarda en casa el casette que le obsequió Cerati con las versiones preliminares de las melodías; sin embargo, nunca ha pensado en venderlo, pese a que sabe que hay fans que le harían propuestas monetarias importantes para hacerse con él.
"No se me ocurrió nunca venderla. Tengo varias cosas por ahí podrían ser interesantes".
Por: Guillermo Domínguez