Diego Rivera, un ícono de la pintura latinoamericana y fiel defensor de los derechos, fue también una celebridad entre los famosos del séptimo arte.
Su popularidad lo llevó a conocer grandes personajes y ciudades en todo el mundo; sin embargo, una de las amistades más sonadas fue con María Felix.
La mujer más bella de México tuvo una estrecha relación con el muralista, que aunque hubo rumores de romance, lo cierto es que Diego disfrutaba de la sinceridad y los poco filtros de la actriz pues, según cuentan, la diva del cine de oro le repetía en varias ocasiones las fallas en sus pinturas.
Así pues, Rivera le pidió a Felix posar para él y ella accedió, conociendo así otra faceta del esposo de Frida Khalo.
En las memorias de “La Doña”, se expresa del muralista como un “mitómano profesional”, pues durante sus sesiones contaba historias irreales pero contadas con una seriedad tal que incluso desconcertaba a la artista.
“Para que yo me distrajera mientras él trabajaba, me contó que había tenido un hermano siamés pegado a su barriga y que por muchos años había llevado una capa muy amplia para taparlo”, escribió la actriz.
Diego le contó que tenía largas platicas con su hermano pero un buen día este se enamoró y le propuso matrimonio a su amada, así que para dejarlos juntos se sometió a un cirugía sin anestesia en su casa de Guanajuato.
“Esto lo decía con la mayor seriedad. Jurando sobre la biblia”, explicó.
Aunado a ello, Rivera le recalcó en tenía largas e interesantes pláticas con el dictador soviético Iósif Stalin, pero lo cierto era que nunca lo conoció.
Otra de las mentiras que la actriz escuchó fue la estancia de Diego con caníbales africanos que lo enseñaron a cocinar carne humana, y que según él era “deliciosa”.
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