Después de pasar por sets de proyectos como El Chapo, Amores Perros y Terminales, Humberto Busto elige al talento en su debut como director y productor, con lo que se involucra al ciento por ciento en la cinta. El ganador del Ariel prepara un largometraje titulado No coja rabia, donde retrata cómo el ser humano proyecta la imagen de sus enemigos.
Desde hace dos años ha realizado una serie de investigaciones de campo en Colombia, con las cuales espera entender los sentimientos que genera vivir en un ambiente de violencia. Además, el actor consultó textos acerca de la historia política de dicho país, y se adentró en zonas marginadas para convivir con los habitantes.
“Me gustaría trabajar con actores naturales, que encuentre durante el proceso de investigación. Quiero ver cuáles son las nuevas voces en Latinoamérica”, compartió con El Heraldo de México.
Su deseo es convertir al cine independiente en un escalón para que artistas jóvenes se expresen y aprendan, sin la necesidad de esperar a que los llamen a un casting.
Hace 20 años, mientras se encontraba en el estreno de Amores perros, una persona que estaba en la sala de cine le dijo que debía disfrutar ese momento, porque era poco probable que tuviera otro éxito en taquilla. Fue a raíz de esa experiencia que optó por explorar otros ámbitos del mundo artístico y, a la larga, convertirse en fuente de empleo para sus colegas.
Pese a su saturada agenda en la actuación, fue encontrando tiempos libres para elaborar un plan de estudios, y poner en práctica sus conocimientos a través de cortometrajes. En este camino, viajó a Los Ángeles y Alemania, donde tomó talleres de cine y teatro, y adquirió otra óptica para dirigir.
La tecnología ha sido una aliada para esta nueva ola de cineastas, luego de su participación en Oso polar (2017), la cual fue filmada con teléfonos celulares, el histrión perdió el miedo a experimentar.
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Por Belén Eligio
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