El festival Cinelatino de Toulouse premió este viernes un poético documental sobre el canto cardenche mexicano, en una ceremonia en la que también triunfó una cinta argentina en torno a la violación y se recordó a los estudiantes de cine desaparecidos en México.
El joven cineasta Daniel Hernández exigió a las autoridades mexicanas la aparición "inmediata" de sus tres compañeros de Guadalajara, quienes al parecer fueron interceptados el lunes por hombres armados mientras regresaban de filmar en Tonalá , Jalisco.
[caption id="attachment_250223" align="aligncenter" width="726"]
FOTO: @cinelatinofest[/caption]

"Hoy la amenaza de que nos desaparezcan o nos asesinen por ser jóvenes, estudiantes y cineastas es más latente que nunca", denunció el codirector del cortometraje "Las raíces del roble".
"Vivos se los llevaron y vivos los queremos", añadió Hernández, sumándose al clamor que manifestaron el jueves centenares de personas en Guadalajara y del que también se hizo eco en Twitter el oscarizado cineasta mexicano Guillermo del Toro.El premio al mejor documental recayó en la cinta mexicana "A morir a los desiertos", de la española Marta Ferrer, que durante cinco años se sumergió en el último grupo cardenchero del país, en Sapioriz (norte). Ferrer, de 35 años y afincada en México desde 2006 tras obtener una beca para estudiar cine, descubrió el cardenche, un canto popular, en Youtube. "Fue algo visceral: me conmovió", explicó. Se trata del segundo documental de esta española después de "El Varal", rodado en Guanajuato, para reflejar los efectos del neoliberalismo. "Primas", de la argentina Laura Bari, se alzó con la recompensa que otorga la Asociación Católica Mundial para la Comunicación (SIGNIS), así como con el galardón concedido por los estudiantes.
Después del crimen
Bari, que vive en Montreal, es la tía de las dos protagonistas: una de ellas fue violada y quemada a los 10 años por un hombre y la otra fue víctima entre los 9 y los 12 de los abusos de su padre, hermano de la directora.Las quería acompañar tras haber sufrido los peores crímenes", explicó Bari sobre sus dos sobrinas, ahora de 20 años.
Pero no quería concentrarme en el crimen, sino en lo que viene después". La directora filmó con ambas protagonistas, que viven en ciudades muy alejadas entre sí en Argentina, durante cinco años.También se las llevó un mes a Canadá para que participaran en talleres de expresión corporal, de danza y teatro. "Era mi manera de trabajar para que el cuerpo dijera lo que la palabra no puede decir". Según Bari, el documental les permitió a las dos "superar el trauma, reconstruirse de estas cenizas".