Como docente de la Facultad de Derecho de la UNAM, de la Universidad Iberoamericana León y del Instituto de Investigaciones Jurídicas aborda temas sobre Derecho Familiar. Además, desde 2005 imparte el Diplomados sobre el Derecho a la no discriminación, con enfoque en Derechos humanos de la mujer.
Rosa María Álvarez González, coordinadora del Núcleo Multidisciplinario sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la UNAM, cuenta en entrevista para El Mundo del Derecho su paso por años de investigación en uno de los temas que, a su parecer, incrementó con la pandemia: la violencia familiar.
Un fenómeno que está presente en todos los ambientes y del que se cree que entre familias de padres letrados sería menos, sin embargo, está presente en todos los tipos de familia.
La investigadora, quien fue Premio Nacional de Derechos Humanos 2020, tiene en la UNAM uno de los diplomados más antiguos en el Instituto de Investigaciones Jurídicas sobre cuestiones de género. Ha indagado el tema desde hace más de 20 años, cuando comenzó el fenómeno de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, de donde es originaria, por lo que cada vez que viajaba para allá, preguntaba cómo estaba el asunto al que le denominaban “las muertas de Juárez”.
Ella cuestionaba el nombre porque a su parecer “no son muertas, la muerte es el proceso final de una vida y esto era el inicio de que había que iniciar un proceso, encontrar a los culpables y, de acuerdo con nuestras leyes, aplicárselas con todo el rigor, pero en ese sentido si eran las muertas, porque se morían y no pasaba nada”, cuenta la investigadora.
Ahora que se acerca un cambio de gobierno, ¿considera que hay propuestas en torno al tema?
Propuestas hay muchas y se están haciendo, pero no tienen ninguna eficiencia.
¿Considera que las estadísticas de violencia de género disminuirán ahora que haya una mujer presidenta?
No, porque no es un asunto de ejercicio de que la presidencia sea de una mujer, pero si todos los de abajo no tienen esa percepción, de nada sirve. En un asunto cultural solemos plantear o circunscribir la problemática a la Ciudad de México, pero el país es muy grande, tiene 32 estados y todos cortados con la misma tijera, con la pretensión de que teniendo leyes en contra, se va a acabar el problema.
Además de la violencia familiar, a Rosa María Álvarez también le preocupan otros temas de Derechos Humanos y
sociales.
Me da mucha tristeza, angustia, pensar que todavía tenemos mexicanos que no gozan plenamente de sus derechos y un ejemplo es la vida entre los tarahumaras, que no hemos sido capaces de apoyarlos en su propia cultura. Tenemos que apoyarlos, pero en lo que ellos quieren y no en lo que uno como sociedad piensa que les puede ayudar más, de esta manera están orillándose a donde no los puedan encontrar porque no quieren cambiar.
Uno de los mensajes que Rosa María Álvarez puede dar a las nuevas generaciones de mujeres es ser congruentes con lo que hacemos, pensamos y que hay una norma jurídica que nos apoyaría en todo caso, sin embargo, “las normas jurídicas per se no solucionan si no están solventadas en educación sólida de respeto al otro”.
“Muchas veces a las mujeres les cuesta acceder al puesto que tienen, el que sea, entonces si entra otra mujer la sienten como un peligro para ellas. Todavía no damos ese paso de encontrar la medida justa, esa solidaridad”, concluye la investigadora.