Hace más de un siglo, los mixtecos de la comunidad de Pinotepa de Don Luis, en Oaxaca, se dieron cuenta de que la tinta del caracol púrpura podía teñir los hilos con los que elaboraban sus huipiles y otros tejidos. Sin embargo, fue a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando la explotación de la especie a manos de los extranjeros orilló a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales a otorgar permisos sólo a algunos miembros de la región para extraer la tinta del molusco sin matar a la especie. Entre ellos estaba el artesano Mauro Habacuc Avendaño Luis, quien por segundo año consecutivo forma parte —junto con los tintoreros mixtecos— del Encuentro de Arte Textil Mexicano Original, que sucede del 14 al 17 de noviembre en el Complejo Cultural Los Pinos.
Actualmente, Avendaño Luis es uno de los 15 tintoreros oficiales de la región: además de resguardar el conocimiento y transmitirlo a las nuevas generaciones, lucha por la preservación de la especie, así como por los derechos y el pago justo para los artesanos. “Para llegar a Puerto Ángel, zona rocosa de la costa donde habita el caracol, es necesario caminar ocho días desde Pinotepa de Don Luis, una vez ahí lo primero que haces es despegar al molusco, tomar la tinta de su panza y por último, sin haberlo lastimado, regresarlo a la roca”, explicó.
Posteriormente se lleva la tinta a la comunidad, donde las mujeres tiñen los hilos con los que se tejerán los bordados, los huipiles y otros textiles elaborados en el telar de cintura.
“Ser tintorero es muy importante para mí porque soy guardián del conocimiento y de la cultura, además de convertirme en el protector de una especie cuya existencia es tan importante como la nuestra, tan importante como la vida humana”, expresó Avendaño Luis. Para el artesano, ser parte de Original es vital, pues considera que el encuentro es una plataforma que ayuda a los artesanos del país a compartir las riquezas de su cultura ante los ojos del mundo, visibilizar sus derechos y fortalecer su lucha por el respeto a los animales y el medio ambiente.
“Original es más que sólo vender, es una especie de trinchera en la que podemos estar todos para hacernos visibles y exaltar la diversidad cultural del país”, puntualizó.
RESPETO POR LA NATURALEZA
Para Lucero García Hernández, tintorera totonaca de la región de El Tajín, en Papantla, Veracruz, su oficio es parte de ella: piensa que al nacer todos llegan al mundo con un talento especial que pueden desarrollar al principio de su vida, a la mitad o al final de ella; en su caso, se reveló hace 11 años.
“Desde que somos niños nuestros ancestros nos enseñan que las plantas son vida, curan y que también pintan; en nuestra cultura estos tintes son el medio por el que plasmamos nuestra identidad, nuestras tradiciones, conocimientos o leyendas en lienzos de tela”, dijo la artesana, quien por tercer año participa en Original.
García, quien forma parte de la Casa de Pintura Pumanin, del Tajín, escuela desde donde actualmente comparte sus conocimientos y saberes en torno a la extracción de tintes naturales, señaló “nosotros pintamos con pincel y con tintes naturales, pintamos nuestra identidad, aquello que nos caracteriza, como pueden ser las tradiciones o nuestros colores”.
“Lo que hacemos es ir al monte, dejar una ofrenda y hablar con las plantas antes de cortarlas, les explicamos que necesitamos extraerlas y que cualquier proceso será hecho con el debido respeto, una vez en el taller, dejamos las flores y cortezas que recolectamos en un altar, ahí los dejamos descansar durante una noche, para, al día siguiente, poder comenzar con la extracción del tinte”, explicó.
Para ella y para su comunidad, cualquier actividad ligada a su cultura debe llevarse a cabo con sumo respeto, por lo que el proceso de obtención de los tintes no es la excepción: “Para hacer los tintes hervimos, machacamos o molemos con molcajete y metate, todo dependiendo de la estructura de cada flor o material.
“Del palo brasileño obtenemos el rojo; del mohuite el morado, el azul y el negro; del añil, el azul y el verde; de la semilla de aguacate un tono café claro; de la cáscara de coco otro de café; de la corteza del palo de mora, el amarillo; de la planta del mozote y el cempasúchil, también el amarillo; de la resina del plátano como un rojito… en fin”, contó.
Y agregó “este oficio me ha ayudado a valorar la naturaleza y aprender a preservar nuestras plantas, reconocerlas como un ser vivo y defenderlas de quienes la quieren dañar, ya que, la recolección no sucede todos los días, sólo puede ser en algunas fechas, pero sobre todo cuando hay luna llena, momento, en que dicen nuestros ancestros se encuentran más húmedas y nos dan más tinte”.
En cuanto a lo que va a presentar en la cuarta edición de Original, compartió que además de impartir talleres sobre la extracción de tintes, junto con otras personas de la escuela, van a poner a la venta lienzos pintados, ropa, caminos de mesa y bisutería, por mencionar algunas cosas.
“En Original voy a representar a mi casa de cultura y a mi cultura, estar a aquí es una oportunidad para abrir puertas y dar conocer la riqueza del estado, es poder perpetuar nuestro legado a través de los diferentes oficios que desarrollamos, es obtener reconocimiento y evitar el plagio, es exigir dignidad por nuestro trabajo y por la de los seres que habitamos en el planeta”, finalizó.
Por Azaneth Cruz
EEZ