EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE NÁPOLES

Catrina, entre emperadores de Italia

México rompió el silencio de los museos

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Especial

La catrina se vino a Nápoles, de antojos y caprichos, quería comer la famosa pizza, pero antes visitó a unos viejos conocidos con los que ya se había saludado hace más de 2000 años, a emperadores romanos y deidades del mundo antiguo, que son recordados a través de los mármoles históricos que viven en el Museo Arqueológico de Nápoles.


La muerte se paseó en las salas del museo, sonreía sutilmente ante cada personaje con el que se encontró en los tiempos de apogeo del Imperio Romano, estos poderosos emperadores al saber que era la única que no podrían dominar, intentaron dejar alguna construcción, o una escultura para no ser olvidados,  y así continuar un poquito vivos a través de los siglos.


Margarita –artista napolitana– se ha enamorado de la cultura mexicana, y se disfrazó de una elegante catrina con un vestido hecho por una sastre mexicana que vive en Verona, se divierte al caminar con paso fino entre los bustos de la mitología greco-romana,  y declaró con un fino sarcasmo "Yo los conozco a todos".

Créditos: (Especial)


Los visitantes que se encontraban en el museo dejaron de mirar las esculturas para saludar a la muerte mexicana que hizo una procesión cantando su himno, La Llorona, así como el Cielito Lindo. México rompió el silencio del museo con su alegría y tradición.


La comunidad de mexicanos que habitan en Nápoles organizaron por tercer año consecutivo la procesión de catrinas y catrines con el apoyo de las autoridades de la ciudad, así como del Instituto Cervantes y el Consulado mexicano honorario encabezado por Luciano Cimmino.

Por Pablo Esparza 

EEZ