El COVID-19 desnudó el crecimiento “mediocre” y desigual que viene arrastrando México de décadas atrás, consideró el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel.
“La pandemia nos encontró en condiciones de debilidad económica y en una situación de gran pobreza y desigualdad”, comentó.
Al participar en una mesa de análisis del Museo Interactivo de Economía, expresó que las profundas diferencias que existen en el país se reflejan en la distribución de ingresos, el acceso a la salud, la educación y la cada vez mayor desigualdad de género.
En materia de ingresos, Esquivel aseguró que los más afectados por el desempleo que generó el COVID-19 son las personas de menores recursos, principalmente los jóvenes, así como los trabajadores menos calificados y los que están en la informalidad.
Te podría interesar
En contraste, “la gente de mayores ingresos, que suele trabajar en actividades que se conocen como de cuello blanco, la mayor parte de ellos sigue laborando casi como si nada”, señaló.
Otro tema es el acceso y la calidad de la salud. “En México hemos visto cifras de cómo dependiendo del tipo de institución hospitalaria en la que uno se atiende, las probabilidades de no salir vivo son muy diferentes”.
En educación, las cosas son similares. Mientras estudiantes de clase media, media-alta y alta cuentan con las herramientas para estudiar a larga distancia como internet y computadora, las familias de menores ingresos no tienen ni siquiera luz, en otros casos no cuentan con internet y si tienen una computadora es para toda la familia.
“Ello implica que las desigualdades en el proceso de aprendizaje también se están exacerbando como resultado de esta pandemia”, expresó el subgobernador.
Al respecto, Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano para la Competitividad, agregó que otra desigualdad marcada es a nivel regional, pues mientras en el centro y norte del país se ven mayores oportunidades, en el sur las cosas son muy diferentes.
Por Fernando Franco