HANNOVER. A dos días haber arrancado la feria industrial más grande del mundo en dicha ciudad, los siete pabellones que ocupa México han logrado mejorar su perfil internacional y se ha convertido en un destino atractivo para la industria.
Desde que abrió sus puertas el recinto, a las 9:00 horas, el pabellón con mayor movimiento es el de México. Inversionistas interesados desde Asia y Europa recorren los pasillos centrales del National Pavillion (pabellón central).
El idioma que domina en las reuniones es el inglés y en un espacio de cinco kilómetros se han colocado los stands de 17 entidades de la República. El más llamativo y grande es el de Nuevo león, donde pese a que no asistió el gobernador de la entidad, se llama a los asistentes con mariachis y música tradicional mexicana que se escucha hasta la principal avenida del National Pavillion.
En los últimos dos días han visitado el recinto más de 4 mil personas y han recorrido los stands del Estado de México, Zacatecas, Querétaro, quien por ejemplo su gobernador Francisco González busca tener mayores encuentros con inversionistas.
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FOTO: @Hannover_Messe[/caption]
La parada obligada es en los tacos de carnitas a la salida del National Pavillion, a quien también se le conoce como el salón 27 de este recinto que en conjunto es 19 veces más grande que el centro Banamex de la Ciudad de México.
Es uno de los food trucks, que en el primer día pocos de los asistentes se animaron a consumir uno de ellos, al estilo mexicano por el chef Andy Bork; los alemanes llegan por una cerveza “michelada”, propiamente es una corona con la boquilla de la botella escarchada con sal y le agregan un pedazo de limón verde y después vienen unos ricos tacos que cuestan cuatro euros y con refresco de la marca Jarrito, que lo traen desde México para presumir como se come este platillo mexicano.
La gran sorpresa es que a dos días de haber arrancado, los visitantes hicieron fila de hasta 10 personas para consumir un taco de carnitas con queso y salsa macha. Los de origen asiático eran los más sorpendidos por el ardor del picante en su boca.
Sin embargo, hubo más de un par de ejecutivos que se quitaron e saco y aunque fuera con cubiertos degustaron el platillo.
POR ENGGE CHAVARRÍA
