Cinco o seis máscaras es lo que la familia García Ibarra lograba vender a la semana para subsistir, cuando comenzó la pandemia por el COVID-19. Antes de esto, y que cancelaran las funciones en la Arena México, eran hasta 70.
Fue así como Susana, dueña del negocio junto a su primo Andrés, tomó unos trozos de tela. Hizo trazos sobre los hilos, y redescubriendo el uso de sus tijeras confeccionó cubrebocas y bozales con el sello distintivo de los ídolos de la lucha libre mexicana: la empresa familiar estaba de vuelta en el ring.
“Al principio pensamos que íbamos a quebrar, íbamos a estirar el material hasta donde diera para sobrevivir”, relató la mascarera de 31 años, sobre sus primeros días de la Jornada Nacional de Sana Distancia.
La caída en las ventas orilló a estos microempresarios a virar el timón, y tener en los tapabocas un material que extendió su uso para evitar contagios por COVID-19, su salvación.

Foto: Leslie Pérez
La idea comenzó a gustar mucho en redes sociales, pero hacer las piezas en chiquito cuesta muchísimo trabajo. Yo hago el diseño a mano, lo dibujo en pequeño, y luego hay que cortarlo con tijeras, no con cuchilla. Es más difícil esto que la máscara, porque ésta, como quieras, tiene piezas grandes y las costuras son más fáciles”, aclaró Susana.
Desde su taller en Ixtapaluca, Estado de México, en donde los hilos se juntan como telarañas y los trozos de tela se apilan como pequeñas colinas, la familia García Ibarra vio crecer sus ventas de entre 40 y 50 por ciento, exportando material a clientes en Wisconsin, Washington, Colombia y Chile.
Entre su catálogo, los luchadores más solicitados a través de internet son Dr. Wagner Jr. y La Parka. Pero también hay versiones de El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, Rey Mysterio, Carístico y Psycho Clown.

Incluso, ante la demanda de producto, contrataron a más miembros de la familia o personas cercanas que se quedaron sin trabajo, debido a la situación que provocó la pandemia, buscando saciar las solicitudes que hoy tienen.
Desde que inició la Jornada Nacional de Sana Distancia a la fecha, estiman que han vendido más de mil piezas entre cubrebocas y bozales.
“Sí queremos seguir produciendo tapabocas aun cuando pase esto (la cuarentena). Incluso tenemos pensado hacer otros diseños o ideas, y buscar ampliar nuestros productos”, concluyó Susana.
Hoy, la familia García Ibarra asegura ser ruda, “porque podemos contra todo lo que se nos ponga”.

libre y la cultura mexicana. Foto: Leslie Pérez
EN NÚMEROS
- 150 pesos cuesta un cubrebocas.
- 15 tapabocas producen por día.
MÁS DATOS
- SELLO DEL CMLL
La familia García Ibarra dijo estar reconocida por el Consejo Mundial de Lucha Libre como mascareros, y aseguraron que no han tenidos problemas de imagen con figuras del ring.
- PRUEBA DE FUEGO
Como verificación de calidad, miembros de la familia García Ibarra se colocan los tapabocas e intentan soplar un encendedor o un cerillo, si se apaga, no pasó la prueba de seguridad. Cada una de estas piezas tiene tres o cuatro capas de tela.
y comics, junto a Alushe. Foto: Leslie Pérez
[nota_relacionada id=1069982]Esto es un trabajo artesanal. Cada pieza está hecha a mano y es diferente. Nunca va a quedar una igual a la otra”.Susana García, fabricante de cubrebocas de lucha libre
Por J. Alexis Hernández
eadp
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