Podrán entrenar con intensidad, subir los mismos tres escalones hacia el ring y rendir batallas tan memorables como las de ellos, pero para las mujeres pugilistas, el brillo de la gloria y la remuneración por su esfuerzo no tiene comparación con lo que los hombres reciben.
En este 2020, Esmeralda La Joya Moreno se despide después de 17 años. “Hay cierta amargura por enfrentar salarios muy por debajo de lo que pagan a los hombres. Nosotras tenemos que luchar hasta con las promotoras para que nos incluyan en las carteleras o para que se nos pague”, dijo Moreno, quien fuera campeona mundial minimosca del CMB, en dos ocasiones.
Fue en 1999, que al notar el incremento en la actividad boxística de ellas, se aceptó incluirlas y se perfilaron sus reglas de combate, pero no las perspectivas de equidad.
Yamileth Mercado es la actual campeona mundial supegallo del CMB, pero para alzarse con el cetro, la chihuahuense pasó por un sinuoso camino. “En Cuauhtémoc no tenía dónde entrenar y mi papá me ayudó a poner un gimnasio en el patio de mi casa, él compró unas cosas y yo otras; y allí en el tejabán instaló una especie de gimnasio, y entrenaba sola como podía porque no había nadie ni con quién hacer sparring”, confesó Yeimi.
Una situación que no cambia la carrera de un hombre pugilista es la llegada de un hijo. Tras su segunda maternidad, Zulina Muñoz, ex campeona mundial supermosca del CMB, regresa al cuadrilátero en una función que justo se realiza el Día de la Mujer, y admite su profunda pasión por el deporte de los puños, también vive la dificultad de mantener a sus dos hijos con una paga mínima para una pugilista profesional.
[nota_relacionada id=901724]“Aún hay un trato injusto, porque cuando se realizan eventos de box varonil, ellos se llevan hasta 90 por ciento de las ganancias, y aunque se gastan lo mismo que en una pelea femenil, a nosotras no nos toca ni la mitad de las ganancias”, aseguró la enfermera, quien ya hizo 10 defensas de su cetro verde y oro.
POR KATYA LÓPEZ CEDILLO
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