Su nombre fue Joseph William Frazier, conocido en el boxeo simplemente como Joe Frazier. Lo llamaban Smokin (humeante) por su violento estilo de permanente ataque, que lo llevó a ganar medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1964, en Japón. También conquistó la corona mundial de peso completo entre los profesionales, al vencer a Muhammad Ali, y quitarle lo invicto, cuando éste era considerado invencible, y entre otras muchas cosas, al sostener la que quizá ha sido la mejor pelea de todos los tiempos en peso completo, precisamente contra este último, en Ciudad Quezón, Filipinas, el 1 de octubre de 1975.
Lo anterior, que solamente es parte de una excepcional carrera, lo ha hecho pasar a la historia al convertirse en una celebridad, reconocida en su momento, y hasta la fecha por todos aquellos que conocen lo que es el boxeo. Y sin ninguna duda muchos estamos convencidos de que hablamos de uno de los grandes pesos completos que registra la historia desde John L. Sullivan hasta ahora, cuando estamos viviendo un despertar en la división mencionada, pues hay por lo menos media docena.
Frazier medía un metro con 82 centímetros, y desde su época de aficionado pesaba nada menos que 230 libras. Había cumplido apenas 17 años, y ahí empezó una batalla con la báscula, la que terminó victoriosamente, ayudado por su mánager y entrenador Yancey Durham y Eddie Futch, hacedor de campeones durante varias décadas de trabajo con boxeadores de distintas divisiones.
Entre otros aspectos en los que Joe fue más que significativo se encuentra el hecho de que atrajo un lleno y una enorme taquilla al inaugurar el actual Madison Square Garden, de Nueva York, el cuarto que ha existido con ese ilustre nombre –para el boxeo–, y que aquella noche del 4 de marzo de 1968 fue escenario de la pelea de Frazier contra Busther Mathis por el título mundial de los pesados.
En esta actuación, Mathis subió al cuadrilátero con ventaja en peso de casi 40 libras sobre el que ya era un gran peleador, el hombre que había nacido en Beaufort, Carolina del Norte –aunque la mayor parte de su vida la pasó en Filadelfia–, el 12 de enero de 1944, y que no obstante de eso acabó con su adversario mediante un nocaut técnico en el undécimo asalto, fue una fecha histórica, y entre las cuerdas, otro sobresaliente elemento de este medio, Arthur Mercante, actuó como réferi, en la llamada La Pelea del Siglo, y con razón.
Cuatro años después se dio una de las fechas estelares en la historia del pugilismo, el 8 de marzo de 1971, cuando en el mismo escenario Frazier enfrentó a Muhammad Ali, al que envió a la lona en el último asalto, el 15. Éste último se levantó, pero la victoria fue para su rival, quien le quitó el invicto, y a su vez, continuó sin conocer la derrota.
Ese fue el principio de una serie de tres inolvidables encuentros que sostuvieron entre ellos, el segundo y tercero ganados por Ali.
El número tres fue el mejor de todos. Fueron emociones permanentes durante 13 episodios para la gente que se reunió en el Araneta Coliseum, de Ciudad Quezón.
Los dos colosos se golpearon tanto, que al finalizar el asalto 13 se hallaban exhaustos, y al sonar la campana para el 14, Frazier no salió de su esquina, perdiendo por KO, según los reglamentos. Después se supo que en el descanso Ali había pensado lo mismo, con la diferencia de que la gente de su rincón lo obligó a dejar el banquillo, porque seguramente intuían lo que podría venir. Tras eso, Joe sostuvo dos combates y se retiró empatando con Floyd Cummings.
Este héroe del cuadrilátero realizó 10 defensas del fajín, noqueando en la primera de ellas al mexicano Manuel Pulgarcito Ramos. Perdió la corona cuando enfrentó por primera vez a George Foreman, quien lo puso fuera de combate en un choque escenificado en el Estadio Nacional de Kingston, Jamaica, el 2 de enero de 1973.
Frazier fue un profesional de 1965 a 1981. Ganó sus primeros 11 compromisos por KO, hasta que se encontró con el argentino Óscar Bonavena, al que derrotó por la vía de los puntos, en una decisión dividida.
El campeón falleció a la edad de 67 años, el 7 de noviembre de 2011. Dejó un récord de 32 victorias, de las cuales 27 fueron por nocaut. Perdió en cuatro ocasiones y empató una; como hemos comentado, la última de su carrera.
Desde 1990 forma parte importante del International Boxing Hall of Fame de Canastota, Nueva York, EU.
Uno de los más grandes campeones de la división completa fue este peleador estadounidense que gozó de un imán taquillero
POR VÍCTOR COTA
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