El Cielito Lindo volvió a sonar en el Ángel de la Independencia. Primero a capela y luego entre ruidos de trompetas, matracas y el claxon de decenas de coches, que se dieron cita tras el triunfo de México en la Copa Oro. Una noche de fiesta, desahogo y el clímax de una pasión futbolera, ayer correspondida por el equipo nacional.
En la oscuridad de las calles, un grito de guerra marcó de nuevo el territorio: "¡México, México!". Pronto llegaron familias, niños, grupos de amigos que siguieron el juego cerca del centro de la capital, con bandera en madera y el orgullo de haber vencido otra vez a Estados Unidos, el odiado rival, dentro y fuera de la cancha.
La movilización de los policías de tránsito tuvo que ser rápida, dada la cantidad de personas que dieron vueltas bajo el histórico Ángel de la Independencia. Fue una noche iluminada por el futbol. Desde el gol de Jonathan Dos Santos, el triunfo por 1-0 en el Estadio Soldier Field, hasta la esperanza de un ciclo distinto con Gerardo Martino, luego de varios llevados al fracaso.
Sobre Avenida Paseo de la Reforma, la alegría de los mexicanos tuvo su prueba de ebullición. Hasta allá llegaron los gritos contenidos de una selección, que volvió a asumir el trono de la Concacaf después de cuatro años.

Por Redacción Digital de El Heraldo de México